Quisiera saber su opinión acerca de cómo un pastor que inicia su ministerio puede sobrevivir económicamente. ¿Sería desagradable a Dios tener una fuente de ingresos extra a la de la iglesia? Le pregunto porque en nuestro país es cada vez más común que pastores tengan otra fuente de ingresos debido a que las iglesias a veces no suplen totalmente sus necesidades. Cuando comienzan desde cero muchos pastores se enfrentan a que no existe una iglesia como tal de la que puedan vivir y por tanto buscan otros empleos paralelos. A veces me surge la duda de si están en lo correcto o no, pero a la vez creo que si no lo hacen no pueden proveer para sus familias. De todas formas quisiera saber su opinión.
Gracias, hermano, por su carta, y sus preguntas. Pues, hermano, creo que las decisiones sobre estos asuntos debe de estar hechas por la congregación que el pastor sirve, y más que todo, por el presbiterio que ordenó al pastor (véase 1 Timoteo 4:14). En nuestras iglesias en Norte América, cada congregación, si sea grande o pequeña, hace una ofrenda al presbiterio, y el presbiterio usa los fondos para sostener los misioneros que van a comenzar congregaciones nuevas dentro de los límites del mismo presbiterio, para que el pastor no tiene que trabajar fuera del evangelio, o mendigar a los miembros de su congregación (que también prohibimos). Y su propia congregación debe de sostener al pastor siempre cuando sea posible, como nos dice en 1 Corintios 9:14, “Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.” (Véase también 1 Timoteo 5:18) Mas, en el mismo pasaje, San Pablo nos explica que no usó estos poderes, sino trabajó para sostener a sí mismo (versículo 15, véase también Hechos 18:3). Por eso, por lo bien de toda los santos, con el permiso del presbiterio, a veces es mejor, y lícito, trabajar fuera del evangelio hasta que no sea necesario o prudente de no hacer así.
Pues hermano, si quiere más, solo tiene que escribirme, y voy a tratar de contestar.
Y hermano, favor de saludar a los santos allá de nuestra parte, y especialmente su propia familia, y hermano, como siempre, si puedo servirle más, estoy a sus pies en Cristo Jesús, y espero que nuestro Dios de gracia y amor le bendiga en todo.
Muy atte.
Su hermano en Cristo,
Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
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