“¿En qué parte de la Biblia dice que los niños van al cielo? y si no van al cielo? a dónde van?”
Gracias, hermana, por su carta y sus preguntas. Y entiendo la dificultad de su situación, y, lo más importante de todo es escuchar a la voz de Dios en su Palabra, y aunque ofrezco mi interpretación, es importante saber que solo Dios tiene la autoridad de declarar quién va a tener la vida eterna. Ud. nos hizo la pregunta “¿En qué parte de la Biblia dice que los niños van al cielo? y si no van al cielo? a dónde van?”
Pues, hay unos principios anteriores. Dios nos enseña que todos seres humanos somos pecadores, como dice el Señor por medio de David en Salmos 51:5 “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre.” Unos dicen que los son por naturaleza, porque no saben mucho, y por eso, no son culpables como los adultos. Y sí es verdad que no con culpables como los adultos por falta de madurez (véase Romanos 2:12-14). Pero, es una doctrina muy peligrosa, porque implica que los niños no son completamente humanos, por falta de madurez, y esta es una de las justificaciones falsas para el aborto.
Pero, para contestar a su pregunta más específicamente, cuando murió su hijo, dijo David, “Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2 Samuel 12:23) Esto indica que David pensó que iba a ver a su hijo después de la muerte. Y este mismo David también dijo, “Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.” (Salmos 22:9 y 10). Esto indica que desde su infancia, creó David en Dios su Salvador. Y nos dice lo mismo en el Nuevo Testamento, porque nos dice en 2 Timoteo 3:15, “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” Y, este está de acuerdo con la enseñanza del Señor por medio de San Pedro en Hechos 2, cuando nos dice en versículos 38 y 38, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Dice que la promesa es para los creyentes, y para sus hijos. Por eso, nos dice en 1 Corintios 7:13 y 14, “Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.” Esto indica que los hijos de los incrédulos son “inmundos”, cuando los hijos de los creyentes son “santos.” Para entender esto, es importante notar que “santo” en la Biblia, al contrario de los pensamientos de muchos, no quiere decir “perfecto” sino “apartado al Señor,” y por eso, creemos que nuestros hijos están “apartados al Señor.”
Pero, en todo esto, Dios nunca nos dice que nuestros hijos van al cielo o no, y supongo que es así para que nada crea que es salvo solo porque sus padres son creyentes, sino que cada uno tiene la obligación de crecer en el Señor, y confiar en Él, pero, creo que la evidencia es que sí, si muera un niño en la infancia, y es hijo de un creyente, que sí, va estar en el cielo.
Al fin, tengo que pensar en la actitud de los apóstoles, porque cuando las madres presentaron sus niños a Cristo Jesús, leemos que “los discípulos reprendían a los que los presentaban.” (Marcos 10:13) Mas continuamos en versículos 14 as 16, “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él. Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía.”