Esta semana hubo un saludable debate en una reunión de mi iglesia en Queens New York, acerca del bautismo infantil. Hay unos niños en nuestra iglesia que desean bautizarse, ellos dicen que han experimentado una conversión y obviamente que creen que por fe en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo son salvos. Mi pregunta es: ¿Puede un niño de 7 anos comprender verdaderamente el evangelio, y tener una conciencia plena de lo que está haciendo? ¿Hay algún suporte bíblico para el bautismo de niños?
Pues, hermano, Ud. dice que hay un debate acerca del bautismo infantil. Pero, hermano, el bautismo infantil no es así, es bautizar a los hijos de los creyentes cuando todavía son bebés, porque, como los bebés del Antiguo Testamento fueron circuncisos en el octavo día, así también los hijos de los creyentes deben de estar bautizados después de su nacimiento, y no cuando tenga siete años. Esto está de acuerdo con lo que proclamó el Apóstol San Pedro en el Día de Pentecostés cuando explicó el significado del Nuevo Pacto a los judíos, y declaró, “38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Al contrario de excluir los niños de las promesas del Señor, él específicamente incluyó a ellos entre los que nuestro Dios llamare. Y, esto es porque los hijos de los creyentes son santos, cuando los hijos de los incrédulos son inmundos, como nos dice el Señor en 1 Corintios 7:14, “Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.”
Y hermano, Ud. dice “Hay unos niños en nuestra iglesia que desean bautizarse.” Pero, hermano, no es la verdad. Los niños no son una parte de su iglesia si no son bautizados. Otra vez, del Día de Pentecostés, leemos en Hechos 2:41-42, “41 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones.” Solo los que fueron bautizados estaban añadidos a la iglesia en este día, o cualquier otro día, y por eso, no se puede hablar de niños que son de su iglesia, si Uds. les rechazaron el bautismo. Esto es porque cuando se convirtieron familias en la iglesia primitiva, toda la casa fue bautizada, como leemos sobre Lidia en Hechos 16, “Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos,” (versículo 15) y sobre el carcelero en versículo 33, “Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos.” Y esto es porque nos dice el Señor, “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” (Versículo 31)
Ud. también dice “ellos dicen que han experimentado una conversión y obviamente que creen que por fe en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo son salvos.” Y doy gracias al Señor de gloria que creen en Cristo Jesús, pero, cuando dice que “han experimentado una conversión” implica que es algo que ellos hicieron, y no es así. Nunca dice en la Biblia que una persona aceptó a Cristo, o decidió de creer en Cristo, o entregó su vida a Cristo, o dejó a Cristo entrar en su vida. El problema con todos estos términos es que implican que somos salvos por una decisión personal de recibir a Cristo Jesús en nuestras vidas, una doctrina que esté explícitamente rechazado por el Señor. Al contrario, nos dice en San Juan 1:12-13, "12 Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Aquí nos dice que no somos salvos por la voluntad, sino somos salvos por Dios. Por eso, nos dice en Efesios 2:8, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” La fe y la salvación no vienen de nosotros, sino son el don de Dios. (No he decidido seguir a Cristo—Él me buscó y me encontró y me salvó).
También nos dijo, “¿Puede un niño de 7 anos comprender verdaderamente el evangelio, y tener una conciencia plena de lo que está haciendo?” No, y tampoco un bebé de ocho días puede entender las promesas del Antiguo Pacto, pero, Dios mandó a su pueblo de darle el signo del pacto, y es lo mismo ahora con el bautismo. Pero, otra parte de su pregunta es, ¿puede ser salvo? Y sí, es verdad, que soy pecador desde mi concepción, como nos dice en Salmo 51:5, pero, puedo ser salvo cuando soy bebé. Es como nos dice en Salmo 22:9-10, “9 Pero tú eres el que me sacó del vientre; El que me hizo estar confiado desde que estaba a los pechos de mi madre. 10 Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.” ¿Y cómo es posible? Pues, es porque mi salvación no depende en mí, sino en Dios en su gracia, “El que me hizo estar confiado.” Y, esto es porque leemos en San Lucas 1:44, “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” Juan el Bautista fue lleno del Espíritu Santo antes de nacer, y esto es porque saltó de alegría. Y por eso, en el Nuevo Testamento vemos lo mismo, cuando leemos sobre Timoteo en 2 Timoteo 3:15, “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”
Por eso, hermano, no sé quién, o por qué autoridad, rechazaron antes el bautismo a estos niños. Así fue la actitud de los discípulos cuando llevaron a los niños a Cristo Jesús, mas leemos, “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” (San Marcos 10:14) Cristo Jesús dice que tenemos que dejar a los niños venir a Él, y si no somos como ellos, no vamos entrar al reino de Dios. Y, me interesa mucho que, hasta que sepa yo, esta es una de las únicas dos ocasiones cuando se indignó nuestro Salvador (la otra es cuando limpió el templo), y así indica con qué fervor rechazó las ideas de los que quieren rechazar a los niños.
Y hermano, si estos niños no son de familias creyentes, y piden de estar bautizados, y pueden confesar su fe en Cristo Jesús, pues, digo como fue dicho por Pedro en Hechos 10:47, “¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?” Debe de traer el agua del bautismo a ellos, y darles el símbolo del pacto.
Pues, hermano, como dije antes, cree que sería mejor buscar alguien quien está de acuerdo con sus ideas, alguien quien no cree que la promesa del Nuevo Pacto es para los creyentes y para sus hijos, alguien quien cree que los hijos de los creyentes no son santos, que cree que la salvación es por una decisión personal y no por gracia, alguien quien cree que no debe dejar a los niños venir a Cristo hasta que tengan la edad de discreción para decidir de seguirle por sí mismos, porque no creo estas cosas. Y hermano, espero que no le he ofendido con mis palabrías.
Y hermano, favor de saludar a los santos allá de nuestra parte, y especialmente a su propia familia, y como siempre, si puedo servirle más, estoy a sus pies en Cristo Jesús, y espero que nuestro Dios de gracia y amor le bendiga en todo.
Muy atte.
Su hermano en Cristo,
Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
Misionero al Uruguay de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa,
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