MUJERES: CO-LABORADORAS EN EL
MINISTERIO
(Un estudio bíblico teológico del papel
de la mujer en el ministerio oficial del pueblo de Dios en el Antiguo
Testamento y en los evangelios.)
1.0- INTRODUCCIÓN:
Los cristianos estamos unidos acerca
del evangelio: las buenas nuevas de Jesús el libertador. Mas no existe
semejante unidad con respecto tanto al tema general de la liberación
femenina, como al tema específico del lugar de la mujer en el ministerio
oficial de la iglesia.
¿Qué dice la Biblia al respecto?
Realmente, los cristianos estamos muy divididos sobre cuál sea la
enseñanza bíblica, e incluso para los que somos de persuasión teológica
conservadora, no siempre es fácil determinar qué está enseñando la Biblia
sobre el tema.
Son 3 las causas que dificultan nuestra
tarea: (1) el tema es uno cargado de emoción; (2) los textos bíblicos son
de interpretación disputada; y (3) aún cuando se haya podido determinar el
significado original del texto, no siempre es fácil aplicarlo al contexto
moderno actual.
1.1- E1 problema del prejuicio:
Aunque es bien sabido que debemos
tratar de leer la Biblia con una mente totalmente abierta, no imponiendo
sobre ella nuestros propios puntos de vista; sin embargo seríamos muy
ingenuos si creyéramos estar libres de prejuicios sobre el tema que nos
ocupa. Por una parte, nos hemos criado en familias e iglesias (o sea,
dentro de una sociedad) en las que tanto el hombre como la mujer tienen
papeles más o menos definidos, y estamos tan acostumbrados a los patrones
tradicionales establecidos. Por ello, al estudiar los textos bíblicos,
tendemos a buscar la evidencia que apoya lo que nos es conocido, lo que de
antemano sentimos es lo correcto en virtud de las normas de la sociedad en
que vivimos. Por lo mismo, nos sentimos amenazados cuando se nos cuestiona
nuestra forma acostumbrada de hacer las cosas. Los varones tenemos poca
inclinación de cambiar, pues en verdad hay que admitir que nos gusta (y
¡nos conviene!) el papel que nuestra sociedad tradicional (la iglesia) da
al hombre y a la mujer. Y a muchas hermanas también les gusta, y no desean
ver cambios drásticos que las afecte.
Pero por otra parte, existen presiones
muy fuertes que tienden a romper los estereotipos hombre/mujer, y en las
que se propone abrir cada vez más a la mujer ocupaciones y papeles
tradicionalmente reservados a los hombres. La liberación femenina
entusiasma a muchas mujeres (ni qué decir de la preocupación que le causa
a los hombres), y las hermanas pueden sentirse profundamente frustradas y
dañadas en sus intereses por los patrones tradicionales que aún quedan
tanto en la sociedad en general como en la iglesia en particular.
1.2- Reconocimiento del problema.
¿Cómo, pues, puede el cristiano escapar
las influencias que tanto distorsionan su objetividad? (a)- En ler lugar,
debemos reflextonar sobre nuestra pecaminosidad y reconocer el egoísmo
latente en nuestro corazón. Sólo así podremos enfocar este tema tan
impregnado de emoción con humildad y oración. Debemos aceptar que nos
equivocamos con harta frecuencia, y que siempre es una tentación leer la
Biblia en la manera que más nos conviene. Por ello, debemos pedir al Señor
nos corrija cuando nos equivocamos y nos ayude a moldar nuestros
pensamientos a los de él, cueste lo que nos cueste. Debemos estar
preparados para el cambio, porque con tanta frecuencia pretendemos
investigar un tema, cuando en realidad tenemos una posición
predeterminada. Nos convertimos en beligerantes, con el único resultado de
que ya ni podemos "oír" lo que nuestros hermanos nos están diciendo sobre
el asunto en discusión.
(b)- En 2° lugar, debemos estar
conscientes de las presiones sociales que nos afectan. Pretender la
imparcialidad absoluta es peligroso. A1 fin y al cabo, somos hijos de
nuestros tiempos y nuestra formación ha moldeado nuestro sentido de lo
correcto. Si reconocemos esta realidad, la podremos tener en cuenta al
interpretar el texto bíblico, y escucharemos la voz de la Biblia con mayor
sensibilidad. Dejaremos así que ella sea el árbitro sobre nuestras ideas
(y no al revés, que nuestras ideas determinen el significado del texto
bíblico).
Por supuesto, no siempre contradirá la
Biblia nuestras tradiciones. Muchas de ellas son buenas, y provienen de
Dios. Con todo, hay muchas otras que son dañinas, pues provienen de la
forma de pensar del "mundo".
Por ello es preciso siempre estar
vigilantes, y no alinearnos a las formas del mundo (Rom 12:2). Y todavía
hay otras tradiciones de la sociedad que son más bien una mezcla de lo
bueno y lo malo (por ejemplo, es sano que hayamos aprendido a respetar las
creencias y la religión de los que no son creyentes; pero no es bueno que
pensemos que todas las religiones pueden conducir a Dios (aun cuando
muchos en nuestra sociedad así piensen). El reto que tenemos, pues, es el
de dejar que la Biblia juzgue nuestras tradiciones, sean
eclesiásticas (el bautismo, los oficios ministeriales) o económicas (si
somos capitalistas o socialistas), sean éticas o sociales.
(c)- En 3er lugar, no es necesariamente
malo admitir que estamos confundidos, que no sabemos cuál debe ser nuestra
posición respecto a algo tan importante como el papel de la mujer en la
iglesia. Esto es lo que nos permite mayor humildad, una búsqueda más
sincera de la dirección del Espíritu Santo, y una actitud de mayor caridad
y comprensión hacia otros creyentes y sus puntos de vista. En fin, nuestro
deseo debe ser el de una búsqueda sincera de la verdad de las Escrituras.
Si contamos con esto, podremos escuchar con mayor precisión lo que la voz
de Dios nos dice en su Santa Palabra.
1. 2- Principios
hermenéuticos de valor.
- La Biblia es absolutamente autoritativa, la regla infalible de
nuestra fe y práctica.
- El mensaje de la Biblia es eminentemente salvífico, de cómo el
hombre puede ser reconciliado, liberado y renovado.
- Aun cuando muy variada, la Biblia cuenta con unidad orgánica de
propósito, y desarrolla su mensaje en forma progresiva.
- La Biblia relata historia (es histórica).
- Deben tomarse en cuenta los elementos literarios y teológicos de la
Biblia.
- Es necesaria la analogía de la Biblia (comparando una parte con
otra), pues no existe contradicción en ella.
- Los principios eternos deben ser distinguidos de las
aplicaciones y expresiones locales y culturales de dichos
principios.
2.0- LA CREACIÓN.
2.1-
Introducción:
Dios, a través de la historia, se
relaciona con el hombre (entiéndase en su sentido genérico) por medio de
un PACTO. La Biblia misma es el registro, inspirado por Dios, de la
historia de las relaciones entre Dios y el hombre, relaciones normadas
siempre por el concepto del pacto. La acción de Dios (así como su
revelación) gira alrededor de los grandes eventos salvíficos de la
historia: la creación, la caída, la redención y la consumación.
En el tema que nos ocupa hoy, que es el
papel de la mujer en el ministerio oficial de la iglesia, no podremos
avanzar sin antes entender el papel de ambos, así el del varón como el de
la mujer, en la creación. ¿En qué sentido es el varón la "cabeza" de la
mujer? ¿Tiene primacía el varón sobre la mujer? ¿E1 papel de la mujer es,
pues, un papel secundario? ¿Hemos de entender que ella es de un rango
inferior? ¿O son básicamente papeles igualitarios, pero de orden
diferente? ¿En qué consiste la igualdad, y en qué la diferencia? Y
pensando en la iglesia, la comunidad de los redimidos por Cristo, ¿imperan
los mismos principios de los papeles del varón y de la mujer en la
creación, o ya operan nuevos principios basados en lo que es la naturaleza
de la iglesia? O sea, ¿los papeles del varón y de la mujer en la familia
deben verse reflejados en el ámbito de la iglesia como familia de Dios? ¿O
ya pueden cambiar los respectivos papeles, dada la naturaleza especial y
diferente de la iglesia y su misión dentro del pacto: adoración a Dios,
edificación del cuerpo, y servicio al prójimo - o sea, la iglesia como
comunidad adoradora, edificadora y servidora?
E1 estudio, por supuesto, puede ser
largo, y hay libros enteros dedicados al tema. Por las limitaciones
de tiempo, y el enfoque limitado de este papel, solamente esbozaré líneas
de pensamiento, algunas ideas que puedan servir como base de nuestra
reflexión adicional. No pretendo poder dar una definición dogmática del
asunto, sino más bien quiero ofrecer un marco de referencia que nos ayude
a dar sentido y orden a toda lo que es la maraña de problemas, teorías e
interpretaciones sobre el papel de la mujer en la iglesia.
2.1-
La tesis:
Nuestra tesis, en síntesis, es la
siguiente: tanto el varón como la mujer son "co-laboradores" en el
ministerio; co-servidores en la obra para la cual Dios los pone en su
mundo. Para entender esta tesis, debemos recordar el plan de Dios en su
desarrollo histórico:
- Etapa 1- el orden de la creación: varón y mujer creados en un pacto
juntos como compañeros perfectos en el mundo hermoso de Dios.
- Etapa 2- los efectos de la caída: el consorcio original es roto, y
las relaciones entre hombre y mujer sufren corrupción.
- Etapa 3- la redención en Jesucristo: el compañerismo original es
restaurado y renovado, en principio.
- Etapa 4- la consumación en la segunda venida: el compañerismo
(consorcio, sociedad) entre varón y mujer será plenamente cumplida
en la renovación final del plan original de Dios para ambos.
Uno de los temas más espinosos que hay
que tocar con relación a los papeles respectivos del varón y de la mujer,
es el significado de la frase que el hombre es "cabeza" de la mujer. ¿Qué
implica esto con relación a la autoridad, la sumisión, la obediencia, la
igualdad, etc.? Es de instrucción comenzar nuestra reflexión precisamente
donde inicia el relato de la revelación divina, en el libro de Génesis,
libro clave que introduce un sin fin de temas que posteriormente se
desarrollan en las Escrituras (o sea, en la historia de la
redención).
2.2- Génesis 1:26-28.
Siendo la etapa 4 del plan de Dios una
restauración de la creación a lo que había sido su intención original, se
puede decir que en cierto sentido la etapa 4 está revelada en el primer
capítulo de la Biblia. En este capítulo tenemos un cuadro de la etapa 1,
el de una creación hermosa y perfecta. Jesucristo restaurará en su 2a
venida esta misma hermosura y perfección de una manera plena, completa y
eterna. Entre las etapas 1 y 4 están las 2 y 3, en las que Dios nos da la
solución a nuestra situación pecaminosa. Hoy día estamos en la etapa 3.
Nos queda el principio del mal, pero somos redimidos y liberados, oramos
"véngase tu reino" y anhelamos nuestra restauración completa, todo por
mediación de Cristo.
En Génesis 1 tenemos el primer relato
de la creación, en la que la creación del hombre es el clímax, la
culminación, de la obra creadora de Dios. Entendemos que es la culminación
por 3 razones fundamentales: en el orden de las cosas creadas, fue el
último; de todo lo creado, es el único creado a la "imagen de Dios"; y
Dios le encargó el señorío sobre todo lo creado. En este relato varón y
hembra fueron creados en forma simultánea, y ambos a la imagen de Dios (v
27). ¡Cuán impresionantes son las palabras de Dios en el v 26, "Hagamos al
hombre a nuestra imagen"!
Esto nos enseña varias cosas: (a)- la
igualdad de la mujer con el hombre en compartir la imagen de Dios. E1 v 27
es claro: "y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó".
(b)- Parte del contenido de la "imago
Dei" es el aspecto comunitario, relacional. Si hay pluralidad en la unidad
de Dios (Elohim), "hagamos al hombre a nuestra imagen" -
argumento que para muchos es una anticipación primitiva de la revelación
posterior sobre la Trinidad: tres personas en una misma esencia, un Dios -
así también en la imagen humana habrá una pluralidad en unidad. Algunos
piensan que la unidad es la de la familia, otros la de la raza humana. De
cualquier forma, tanto varón como mujer existen - son creados - para estar
en relación, para compartir una comunidad, un compañerismo, reflejando así
el que caracteriza a Dios.
(c)- Para unos, el señorío es parte de
la "imago Dei": "y señoree en los peces del mar, en las aves de los
cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se
arrastra sobre la tierra". Esto se dice precisamente en el contexto de
"hagamos al hombre a nuestra imagen”. Para otros, el señorío es
consecuencia o resultado de la "imago Dei". De cualquier forma, es
claro que tanto la mujer como el varón participan en esta "misión
cultural" del dominio (bajo el señorío absoluto de Dios) sobre todo el
mundo creado. Ambos son algo así como virreyes, bajo el reinado absoluto
de Dios. La mujer, pues, comparte con el hombre las responsabilidades
del pacto de obras: co-labora, co-ministra, co-participa, coseñorea.
No es posición de inferioridad, sino de igualdad con el hombre en este
respecto.
(d) E1 otro aspecto de la "imago Dei"
es el sentido ontológico, o sea, la naturaleza del hombre como ser humano
- aquello que lo hace hombre a diferencia de los animales - es su
capacidad de raciocinio, autoconciencia y emoción (así Calvino y la
tradición reformada en general). Lutero decía que consistía sólo de la
justicia original, la que luego el hombre perdió en la caída. Los
atributos incomunicables de Dios (su eternidad, infinidad e inmutabilidad,
precisamente por ser exclusividad de Dios, no son parte de la "imago Dei",
pero sí los atributos comunicables tales como la santidad, la justicia, la
verdad, la bondad, el poder, la sabiduría, etc. (ver Catecismo Menor,
preg. # 3, ¿Qué es Dios?) En todo esto, la mujer participa igual como el
hombre: ambos son creados juntos a la imagen de Dios.
(e) La igualdad entre ambos se ve
también en Gén 5:1-2. E1 nombre "Adán" de hecho es un nombre colectivo,
que puede referirse tanto al varón como a la mujer". "Este es el libro de
las generaciones de Adán. E1 día en que creó Dios al hombre, a semejanza
de Dios lo hizo - (singular porque "Adán" es genérico", pero incluye a la
mujer) - varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de
ellos Adán, el día en que fueron creados".
2.3- Genesis
2:18-25.
En el capítulo anterior se presenta la
creación del hombre como un acto único, simultáneo. Aquí Moisés da un
segundo relato de la creación del varón y la mujer, que consta de dos
etapas distintas. Habrá que entender el propósito que tuvo Moisés (y Dios)
en poner dos relatos paralelos, que en algunos aspectos importantes
aparentemente se contradicen, pero todo esto es parte del propósito
general del libro de Génesis. Por ahora, basta decir que algunos (los
pro-igualdad de la mujer) se apoyan en Gén 1, y pasan por alto las
implicaciones de Gén 2, mientras que otros (los pro-sujeción de la mujer)
utilizan Gén 2 y olvidan a la vez la enseñanza de Gén 1.
Aquí vemos varios datos adicionales:
por ej, (a) dijo Dios, "no es bueno que el hombre esté solo"; (b) la mujer
fue creada después del varón; (c) fue tomada de una de sus costillas; (d)
ella es designada "ayuda idónea"; y (e) él le dio el nombre "Varona" (el
dar nombre a algo implica superioridad, autoridad, potestad). Todo esto,
por supuesto, sirve como base del argumento que el hombre es la "cabeza"
de la mujer, en el sentido de que existe un orden jerárquico desde la
creación que debe regir la relación varón-mujer. Algunos añaden a estas
ideas otras que implican para la mujer cierta inferioridad, estatus
secundario y un lugar limitado (papel materno y hogareño) dentro del
trabajo en la creación. Arqumentan, por ej, que según este pasaje, cuando
Dios hizo el pacto de obras (vv 1517), la mujer no había sido creada
aún, por lo que ese pacto fue constituido sólo con Adán; por ende, el
papel del varón es el del mandato cultural de labrar y cuidar la tierra.
De modo que al crear Dios a la mujer, fue solamente para serle una "ayuda"
al hombre, todo lo cual implica que la responsabilidad no es la misma, ya
que la del varón es mayor que la de la mujer.
Como la Palabra de Dios no se
contradice, pues tiene a Dios mismo por autor, ¿cómo hemos de reconciliar
estas ideas aparentemente contradictorias? Conviene, pues, hacer las
siguientes oLservaciones:
(1)- El término "ayuda" en sí, NO
implica inferioridad alguna. Es un término de función, mas no de jerarquía
o de categoría. Ciertamente se puede usar la voz en su sentido de
asistente subordinado. Pero recordemos también que se usa la misma voz en
referencia a Dios, por ej, en el Salmo 46:1, donde dice que Dios es
"nuestro pronto auxilio (la misma palabra hebrea de 'ayuda') en las
tribulaciones". Imposible pensar que Dios es el inferior, y que ayuda al
hombre, su superior! Más bien, se trata de una asistencia que bien puede
darse de un superior a su inferior, como también entre iguales. San
Agustín hizo una observación muy apropiada, de que si Dios hubiera querido
que la mujer fuera superior al varón, la hubiera creado de su cabeza; o si
hubiera querido que fuera inferior, la hubiera tomado de sus pies; mas el
hecho de que fe creada de su costilla indica que ella ha de ser del mismo
valor que él, debiendo permanecer a su lado por todo y en todo.
(2)- Por otra parte, los que aducen la
condición inferior de la mujer, o por lo menos su papel secundario ante el
del varón, deben fundamentar mejor su posición, especialmente respecto a
las diferentes esferas de la actividad humana. Hay muchos oficios y
ocupaciones que la sociedad humana ha creado que se verán afectados por
nuestra doctrina. Por ejemplo, ¿podría una mujer ser directora de una
escuela secular en cuya facultad hay también hombres? ¿Podría ser una
mujer presidente del consejo administrativo de una empresa, o gerente
general, habiendo hombres ocupando cargos inferiores en la empresa?
¿Podría una mujer ser miembro de la Suprema Corte de la nación, y así
afectar la vida de miles de hombres? Podría una mujer ser presidente
municipal, gobernadora de un estado, inclusive presidente de la república?
Por otra parte, también habría que explicarse la situación de las viudas y
de las solteras. ¿A quién deberían ellas "ayudar"? ¿de quién serían la
"ayuda idónea"? si no tienen maridos?
(3)- En Gén 2:23 Adán comenta, "Esto es
ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne", indicando con ello que la
mujer participa tanto como él de su existencia, su vida, su quehacer
humano. Así como ella es creada para él y está incompleta sin él, él
también está incompleto sin ella, lo que a la vez implica que él también
es creado para ella. Ambos son partes complementarias de una sola entidad:
el matrimonio que forman. La unicidad se encuentra, pues, en la entidad
relacional (matrimonio, familia), no en la soledad varonil o femenil. En
una frase, son dos mitades de una misma naranja.
(4)- Gén 2:24 enseña, "dejará el hombre
a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne".
Esto sugiere que el enfoque de todo este pasaje realmente es sobre la
relación matrimonial, y no tanto sobre las demás relaciones que son parte
de la vida en sociedad.
(5)- Volviendo a tomar la idea de la
"imago Dei", especialmente en su sentido relacional más que ontológico,
Carlos Barth arqumenta que la "imago Dei" consiste precisamente en la
relación varón/mujer. Argumenta él en base al paralelismo en Gén 1:27 "Y
creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra
los creó", y nota que la frase "varón y hembra" de la línea 3 es paralela
a la idea "a su imagen" de las líneas 1 y 2. Es una analogía de que así
como Dios existe como "Yo y Tú", el hombre existe como varón y hembra.
Philip E. Hughes corrige la idea de Barth de que la "imago Dei" consiste
en la distinción entre géneros, y hace 5 observaciones: (a) También los
animales fueron creados macho y hembra, mas no implica ello que tienen la
"imago Dei". (b) Esto podría implicar sexualidad en la divinidad, cosa que
la Biblia en ningún lugar enseña. (c) Jesús fue verdadero hombre, sin
embargo nunca se casó. (d) El matrimonio queda abolido en el estado
eterno, según Mat 22:30. (e) Los cristianos son conformados, según Rom
8:29 y 2a Cor 3:18, a la imagen de Cristo, y no a la de la Trinidad.
(6)- La "imago Dei", en lo que
representa pluralidad en unidad, colaboración mutua, co-participación
en una misma tarea, refleja la naturaleza de la divinidad como Dios
trino y uno. En la naturaleza de Dios existe un cierto orden, una
"economía de funciones". La revelación posteterior nos muestra que
Dios existe en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Las
tres son todas de la misma esencia, y cada una es igualmente y plenamente
Dios. No hay jerarquía, subordinación, superioridad o inferioridad.
Sin embargo, el Padre no es el Hijo ni el Hijo es el Espíritu Santo. Es el
Padre quien envía al Hijo (Jn 20:21), y el Hijo no vino para hacer su
voluntad, sino la del Padre (Jn 5:30). El Espíritu quien procede del Padre
es enviado por el Hijo para dar testimonio acerca del Hijo (Jn 15:26).
Existe una igualdad entre las personas de la divinidad, sin que esto
niegue una ordenación de funciones. Y así como hay una economía armoniosa
de funciones en la divinidad, así también la hubo entre varón y mujer en
la creación. Es en este sentido de orden que debemos pensar del hombre
como "cabeza" de la mujer, sin que ello implique disminución de valor o de
jerarquía en la mujer. (Más sobre esto en la siguiente ponencia, que trata
de la enseñanza paulina.)
3.0 LA CAÍDA (Gén 3).
Una vez entrado el pecado al mundo,
afectó por igual a todos, hombres y mujeres, con su corrupción perniciosa
y fatal. Con relación a la caída, hago las observaciones siguientes:
(1)- Ambos participaron, ambos tuvieron
culpa. Dios habló a ambos, y ambos contestaron con sendas excusas. Tan
unidos estaban que aún en el momento de su caída en el mal demostraron su
"paridad". Las consecuencias de la caída vinieron sobre ambos, aunque
también con ciertas diferencias. Ambos fueron expulsados del Edén, ambos
murieron, ambos descubrieron su desnudez. Pero al hombre se le castigó con
trabajo arduo, sudor y espinos. El trabajo se convirtió para él en fatiga
y pena. Y a la mujer se le castigó además con dolores de parto.
(2)- Como parte de estas consecuencias
de la caída, la relación íntima y armoniosa entre varón y mujer suirió un
cambio radical. En 3:16 dice, "...y tu deseo será para tu marido, y él se
enseñoreará de ti". Ya no son iguales las relaciones; ya todo ha cambiado.
Cada uno descubre las faltas, las deficiencias, los pecados de su
compañero(a). Lo que queda de la armonía original es simplemente una pobre
caricatura de la relación santa y equitativa primitiva. El varón y la
mujer luchan por superar sus diferencias y por aliviar, o por lo menos
minimizar, los dolores de parto, mas el sufrimiento continúa, nunca puede
ser eliminado completamente. La corrupción de esta relación básica del ser
humano es total: notemos cuánto divorcio hay, cuánta infidelidad, cuántas
familias encabezadas por sólo una persona (mayormente la madre), cuántos
medios hermanos y hermanas, cuánto egoísmo, cuánta falta de amor sincero.
(3)- Satanás fue muy astuto: atacó a la
raza humana en su mismísima raíz - la relación varón/mujer. Su estrategia
fue - y sigue siendo "divide y conquista". La paridad original de la
mujer con el hombre se vio afectada. El que el hombre fuera "cabeza" se
convirtió en dominio, en señorío. La sujeción de la mujer se convirtió en
rendición (o entrega), ya sea limitada o total. La historia del hombre
demuestra las consecuencias de dicha corrupción de la autoridad
original del varón en abuso, manipulación, discriminación y hasta
violación y opresión.
(4)- Muchos culpan a la mujer de la
caída. Inclusive padres de la iglesia como Tertuliano y Crisóstomo
pensaron mal de la mujer, viéndola como inferior al varón ("la mujer es la
puerta de Satanás", dijo Tertuliano, dando a entender que por ser
ella más débil, cayó e involucró al varón). Pero si la mujer fue por
naturaleza más débil, ¿qué implica eso con referencia a la creación de
Dios? Más bien, Dios los culpa por igual y los castiga por igual. Si
acaso, fue Adán el que pecó "con los ojos abiertos". Si hubiese sido más
"fuerte" que Eva, no le habría hecho caso. De hecho, Dios no asigna a Eva
la culpa del pecado de toda la raza humana, pues en 1a Cor 15:22 dice
"...así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados".
(5)- Un incidente curioso en esta
triste historia es que, pese a la culpa asignada a Adán por el pecado que
ha pasado a la raza humana, Dios dirige la palabra a Eva cuando anuncia la
forma en la que vendría la salvación para el hombre. Además, es de la
"simiente" de la mujer que habría de venir el Redentor que aplastará la
cabeza de la serpiente (Gén 3:15). Esto representa para la mujer un papel
de importancia especial. Fue esta promesa que Dios dio a Eva la que
inspiraría en ella consuelo y gozo, aún en el dolor del parto. Las mujeres
judías soñaban en poder ser la madre del Mesías prometido. Tardaría muchos
siglos hasta la venida de Cristo, pero durante ese largo tiempo, en el
Antiguo Testamento aparecen puntos de luz, que hacen vislumbrar la futura
renovación, cuales estrellas matinales anunciando el albor de un nuevo
día.
4.0- LA REDENCIÓN EN JESUCRISTO.
Cristo es el Sol de justicia que
alumbra al mundo entero. Los que son de Cristo son "hijos de luz", y Él es
la "Luz del mundo". Cristo es el centro de la acción salvífica de Dios y
el objeto de todas las profecías del Antiguo Testamento. La promesa,
característica del Antiguo Testamento, se cumple en Jesucristo. Como parte
de esta promesa, hay en el Antiguo Testamento muchos puntos de luz sobre
lo que sería en el futuro el nuevo papel de la mujer en el plan de
redención, aunque algunos los calificarían más como excepciones a la regla
que anticipación de lo venidero.
4.1- La suerte de la mujer en
el Antiguo Testamento:
Las consecuencias de la caída y sus
efectos en las relaciones humanas siguen siendo muy en evidencia. El
pecado realmente ha afectado gravemente las instituciones sociales del
pueblo de Dios. Ciertamente, la vida del hombre es precaria y difícil,
pero la de la mujer lo es aún más. Por ej, (a)- a las muchachas se les
declaraba listas para el matrimonio tan pronto llegaban a la edad de tener
hijos. (b)- Pertenecían legalmente al padre, luego al esposo; no tenían
personalidad jurídica. (c)- La ley judaica las consideraba irresponsables
y débiles; tenían que usar el velo al salir de la casa. (d)- Llamaban
"Señor" y "Dueño" a sus maridos; cualquier deseo de él tenía para ella
carácter de ley; la mujer se quedaba en pie mientras comían los hombres.
(e) En la estimación de los votos en Lev 27, el valor de la mujer era la
mitad del valor asignado al hombre. (f) El hombre podría pedir el
divorcio, pero ella no. (g) La mujer no podía aspirar a ser educada, aun
mucho después que se habían establecido escuelas para los varones. (h) Los
niños judíos aprendían a orar así: "Señor, te doy gracias que no me
hiciste gentil, o esclavo, o mujer".
Ciertamente la mujer en el Antiguo
Testamento no recibía trato igualitario. Con todo, la mujer hebrea
gozaba de una posición mejor que en las culturas y pueblos vecinos.
Precisamente porque la ley consideraba a la mujer como más débil, la
protegía. Era el deber de los niños honrar a sus madres. El hombre tenía
el deber de alabar y proteger a su mujer, y en efecto muchos la ponían en
un pedestal, especialmente por su papel de madre.
4.2- La mujer
en la vida religlosa del pueblo de Dios.
Tanto la mujer como los niños eran
considerados parte del pueblo de Dios. Debían escuchar la ley de Dios y
recibían castigo si la desobedecían (Deut 17:2-7; 31:12; Neh 8:2). Pero la
circuncisión, señal de pertenecer al pacto, era por la misma naturaleza
del rito exclusividad del varón. Tenía la mujer participación en el culto
público, aunque no es muy claro hasta qué punto lo era. María tocó el
pandero y dirigió a las mujeres en el canto a Jehová (Éx 15:20ss). Esdras
menciona a 200 cantores entre varones y mujeres (Esd 2:65, cf. Neh 7:67).
Probablemente formaban una especie de coro para el templo, aunque algunos
creen que más bien cantaban en ocasiones de banquetes oficiales. Las
mujeres no podían entrar al templo, sólo podían llegar a la puerta a donde
dejaban las ofrendas. Elí estaba sentado en la puerta cuando observó la
oración de Ana (1° Sam 1:9,12).
4.3- La mujer como líder en el
pueblo de Dios.
El sacerdocio, por orden de Dios, era
exclusividad del varón (eran los únicos que tenían la señal del pacto). La
mayoría de los profetas fueron varones, pero hubo cuatro excepciones: (a)-
Miriam (Éx 15:20), "Y María la profetisa, hermana de Aarón, tomo el
pandero..."; (b)- Débora (Jue 4:4), "Gobernaba en aquel tiempo a Israel
una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot"; (c)- Hulda (2° Rey
22:14ss), "Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y
Asaía, a la profetisa Hulda...y hablaron con ella. Y ella les dijo: Así ha
dicho Jehová el Dios de Israel..."; (d) la esposa de Isaías (Is 8:3), "Y
me llegué a la profetisa, la cual concibió, y dio a luz un hijo..."
(Mahersalal-hasbaz). Es de notarse que Miriam fue una gran líder del
pueblo; que Débora ocupó tanto el oficio de profeta como el de rey (juzgó
al pueblo); y que Hulda habló con la autoridad divina a oficiales varones.
Otras mujeres importantes en la historia del pueblo de Dios son: Ester,
quien usó su influencia para salvar a su pueblo e instituir reformas, y a
quien se le recuerda hasta hoy en la fiesta de los Purim; y Judit, en la
época intertestamentaria, hasta el día de hoy celebrada como ejemplo de
piedad, devoción, oración, confianza y valor por haber asesinado a un tal
Holoferno (Judit 8-16). Prov 31 es toda una oda en alabanza de la mujer,
no tan sólo por sus cualidades maternas, sino por sus altos dones de
administración de su hacienda.
4.4- La mujer como símbolo
teológico de Dios.
El Antiguo Testamento con frecuencia
representa al pueblo de Dios como una mujer; los sufrimientos de Israel
son comparados a los dolores de parto (Is 26:17ss; 66:7; Jer 4:31; Miq
4:9ss). Jehová es el fiel esposo del pueblo, y la falta de fidelidad del
pueblo al pacto es comparado al adulterio o a la prostitución (Jer 3:1-3).
Ver también pasajes hermosos como Is 54:5-8; Ez 16:59-63; cap. 23; y
también el libro de Cantares.
En algunos pasajes se compara a Dios
directamente con el papel de la mujer. En Is 49:15, el amor de Dios es
mayor que el de una mujer para con su hijo (ver también Is 42:14 y Núm
11:12). Pasajes como Sal 22:9; 71:6 e Is 46:3 hablan del cuidado de Dios
de su hijo Israel desde su nacimiento (cuidado cual el de una madre o de
una nodriza). Oseas 11:3 muestra a Dios enseñando a caminar a Efraín. La
literatura sapiencial con frecuencia personifica a la sabiduría (tipo de
Cristo, según 1a Cor 11, como una mujer (Prov 1:20-33 y 8:1-9:6). Pasajes
como éstos, y especialmente se considera que provienen de una cultura
decididamente patriarcal, son clara prueba de que Dios no es
exclusivamente masculino.
5 0- LA REDENCION EN JESUCRISTO
En el plan de Dios para su pueblo, el
Antiguo Testamento era de orden preparativo, anticipando la venida de su
Hijo al mundo. En él (Jesús) se cumplirían las promesas, desde la de Gén
3:15 hasta la de Malaquías. Jesús sería quien vendría para quitar la culpa
del pecado de Adán y para restaurar todas las relaciones rotas por el
pecado.
5.1- La actitud de Jesús para con la ley de Moisés.
Jesús fue judío. En muchas cosas no se
le podía distinguir de otros judíos. Habló el arameo mezclado con algunas
frase griegas; conocía su Biblia; se identificó completamente con su
pueblo. Pero Jesús fue un radical, porque su actitud para con la mujer fue
todo lo opuesto a las costumbres y las normas de su época. Jesús fue todo
un judío, y eso es lo que hace tan significativa la elevada estima que le
dio a la mujer. Jesús fue un radical, pero no un revolucionario social. E1
no presentó nuevas ideas tanto como enseñó las implicaciones verdaderas y
profundas de la misma ley y de la tradición rabínica. Jesús no tanto
invalidó la ley, sino que la cumplió y la profundizó (ver Mat 5:17-19a).
Enseñó el verdadero significado de la ley: primero, mostrando su rica
variedad; segundo, satisfaciendo las exigencias divinas de una obediencia
perfecta; y tercero, mostrando que el amor y el servicio son la esencia
misma de la ley. Así trató Jesús a las tradiciones rabínicas. Estas
tradiciones para él sí eran importantes, pero solamente como guías o como
líneas directrices. É1 escandalizó a sus contemporáneos porque aceptó a
todos los que vinieron a él en fe, tanto al pagano incircunciso, como al
judío pecador. Particularmente fue su actitud para con la mujer lo que
causó mayor revuelo. Jesús constantemente rebasó las normas farisaicas en
esta área, buscando restaurar y renovar los papeles originales de la
colaboración de la mujer con el hombre en los asuntos de Su Reino.
5.2- Jesús y la mujer.
Mujeres jugaron un papel muy importante
en la vida de Jesús. Todos conocemos de su madre María, y de Elizabet.
Dios quiso honrar a Ana, la viuda de 84 años de edad que servía al Señor
en el templo noche y día, y le permitió ver la redención del pueblo de
Dios en la persona del niño Jesús. Jesús sorprendió a muchas mujeres,
tanto por la forma en que las trató, como en las enseñanzas que les dio.
Consideremos los casos de las siguientes:
(a) Luc 10:38-42, el incidente de la
cena en la casa de María y de Marta, ésta criticando a su hermana, no sólo
por no haberla ayudado en los preparativos, sino también por haber
traspasado los límites de la modestia femenil al sentarse a los pies de
Jesús, escuchándole e intercambiando ideas con él en presencia de los
varones. "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero
sólo una cosa es necesaria, y María ha escogido la buena parte, la cual no
le será quitada" (vv 41,42). Fue un tremendo paso para cualquier mujer
judía. En otras palabras, Jesús estaba diciendo que para ser discípulo
suyo, podía ser cualquiera, varón o mujer.
(b) La mujer encorvada de Luc 13:10-17.
Dieciocho años tenía de no poder enderezarse, y Jesús le dijo "Mujer, eres
libre". El líder de la sinagoga no podía criticar mucho el acto de haberla
sanado, pero sí se quejó de que haya sucedido en el día sábado. Mas Jesús
le contestó que cualquier hombre le daría agua de beber a su buey o a su
asno; "y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años,
¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de reposo?" Música a
los oídos de esta mujer: "hija de Abraham", o sea, ¡hija del pacto!
(c) La mujer con un flujo de sangre,
Mat 9:20-22. Fue para ella algo riesgoso acercarse para tocar la túnica de
Jesús, no sólo porque era mujer, sino por lo embarazoso y delicado de su
problema, pues según Lev 15:19-30 le hacía persona contaminada. "¿Quién me
tocó?" preguntó Jesús, indicando que también él habría quedado
contaminado. Temblando se acercó ella y se arrodilló a sus pies. "Ten
ánimo, hija; tu fe te ha salvado". ¡La fe de ella, no la de su marido!
(d) Como un último ejemplo, el relato
de la mujer samaritana (Jn 4: 1-42). Si la posición de la mujer era de por
sí baja en Israel, la de una samaritana lo era todavía más. Si no se podía
imaginar a un hombre judío dirigiendo la palabra a un samaritano, ¡menos
lo haría a una mujer samaritana! Sin embargo Jesús conversó largo y
tendido con ella, para mostrarle su necesidad, así como el camino de la
salvación y de libertad. Llegando los discípulos, estaban estupefactos;
pero Jesús les contestó, "Vengan, es ya la hora de la siega. Otros han
preparado el campo, a ustedes les toca cosechar”.
De modo que la mujer formaba parte
esencial de la misión de Jesús. Él vino para libertarlas de las cadenas
del pecado y de sus consecuencias, sanar las relaciones entre el varón y
la mujer, y ofrecerles oportunidades insospechadas de servicio. Jesús
trató con dignidad a la mujer, siendo ellas personas de tanto valor como
los hombres. Y ellas correspondieron a esta atención. María de Betania
ungió sus pies con perfume. La mujer en la casa del fariseo hizo algo
similar. Mujeres siguieron a Jesús hasta la cruz (mientras que los
discípulos varones huyeron). Le dieron toda clase de asistencia y ayuda,
según sus posibilidades.
5.3- Enseñanzas de Jesús para la
mujer.
La Biblia nos muestra que Jesús incluyó
entre sus enseñanzas muchos conceptos que podían llamar la atención a la
mujer. Por ejemplo, sus parábolas tenían las metáforas siguientes, tomadas
de la vida diaria de la mujer:
(a) las 10 vírgenes, Mt 25:1-13;
(b) la parábola del candil, Mc 4:21-23; (c) la parábola de la
levadura, Lc 13:20-21; (d) la moneda perdida, Lc 15:8-10; y (e) la
viuda y el juez, Lc 18:1-8.
Helmut Flender, en su comentario a
Lucas, observa que hay un énfasis especial en este evangelio de mostrar
cómo Jesús escoge por partes iguales a varones y a mujeres para ilustrar
sus enseñanzas. Veamos:
(a) los anuncios angelicales a Zacarías
(el que no creyó) y a María; (b) Simeón y Ana, Lc 2:25-38; (c) la
sanación de un endemoniado y otra de la suegra de Pedro, Lc 4; (d) la
fe del centurión y la de la viuda de Naín, Lc 7;1-17; (e) Simón el
fariseo y la mujer pecadora, Lc 7:36-50; (f) el buen samaritano, y
María y Marta, Lc 10:29-42; (g) las parábolas del hombre con una
semilla de mostaza y de la mujer con levadura, Lc 13:18-21; (h) el
hombre que perdió una oveja y la mujer que perdió una moneda y (i) las
mujeres ante el sepulcro y los discípulos en el camino a Emaús, Lc
23:44-24:35.
El genio liberador y renovador de la
enseñanza de Jesús tiene su ejemplo clásico en el relato de la mujer
sorprendida en adulterio, Jn 8:1-11. Obviamente no estaba sola, y
según la ley de Lev 20:10, lo correcto era proceder a la muerte de ambos.
Pero los líderes de los judíos solamente trajeron ante Jesús a la
mujer. Ante la pregunta de qué era lo correcto hacer, Jesús contestó, "El
que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra
ella". Uno por uno se fueron yendo, y entonces Jesús habló a la mujer, "Ni
yo te condeno; vete y no peques más". De esta forma, y de manera por demás
efectiva, Jesús destruyó el criterio moral que permite más libertad al
hombre que a la mujer, y eliminó cualquier diferencia que pudiera
existir, haciéndolos iguales en su vista.
5.4- Conclusión.
Jesús, pues, vino a salvar tanto a la
mujer como al hombre. Ambos lo necesitaban por igual, y él no hizo
diferenciación alguna. Con todo, nos preguntamos, ¿por qué Jesús no
escogió alguna mujer para estar entre los 12 apóstoles? Para algunos, esto
es evidencia de que, aún cuando Jesús vino a restaurar la libertad e
igualdad a la mujer, en ningún lado vemos que les dio lugar en el
ministerio oficial. Y aunque nunca hubo una apóstol mujer, no quiere decir
que para Jesús la mujer no gozaba de paridad con el hombre. Siempre
demostró Jesús el valor y la estima en que tenía a la mujer. Sería como si
le preguntáramos a un padre de familia, ¿a cuál de sus hijos podría
entregar? O, tomando otro ejemplo, preguntar al cuerpo, ¿a cuál de tus
miembros podrías entregar primero: el ojo, la lengua, el brazo? ¿No son
todos de igual valor? La vida de Jesús fue el punto de cambio más grande
de la historia para la mujer. A partir de él, la mujer es tomada en cuenta
y de nuevo participa al lado del hombre en la obra de Dios sobre la
tierra. Amén. |