LAS LENGUAS:
SEÑAL DE MALDICIÓN
Y
BENDICIÓN DEL PACTO
 
por O. Palmer Robertson
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La versión castellana es publicada con el debido permiso. Para las citas bíblicas hemos utilizado la versión Reina-Valera, revisión 1960, de Las Sociedades Bíblicas en América Latina.

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Subcomisión Literatura Cristiana


Prefacio
Por el traductor,

El doctor O. Palmer Robertson es un erudito dedicado y verdadera autoridad en el campo de la exégesis bíblica, como podrá apreciar el lector. Es catedrático del Seminario Teológico de Westminster de Filadelfia.
En su estudio sobre Las Lenguas, el doctor Robertson hace un desarrollo completo del fenómeno, introduciéndolo dentro de la perspectiva de la historia de la redención, para el cual se remonta a las diferentes profecías del A.T., comenzando con la profecía de Moisés en Deuteronomio 28:49.
No es una serie de razonamientos sin base bíblica lo que aquí se presenta. Ni tampoco la posición apasionada de alguien que quiera defender un punto de vista particular. Es, más bien, el trabajo sereno, responsable, de quien es poseedor de vasta erudición en el conocimiento de la Biblia en sus idiomas originales, y hará una contribución positiva y valiosa para la restauración del diálogo redentivo con el mundo necesitado de Cristo, y que, en el uso no bíblico de las lenguas, más claramente se ha roto para convertirse en monólogo ininteligible.
Dios, en su soberana gracia, obra a través de éste y muchos otros estudios similares, para abrir el camino hacia el entendimiento y la sana aplicación de su verdad revelada; pues evidentemente, la práctica pentecostés carismática del momento contradice la verdad de la Palabra de Dios. Los cultos en que predominan el desorden, los gritos y la irreverencia, abiertamente contrastan con la norma bíblica para la adoración, "pues Dios no es Dios de confusión, sino de paz. Como en todas las iglesias de los santos... pero hágase todo decentemente y con orden" (1Cor. 14:33, 40). El salmista, al dar alabanza a Dios, como "amparo y fortaleza", y al transportar al pueblo hasta el santuario del Altísimo, cantó diciendo "estad quietos, y conoced que yo soy Dios" (Sal. 46: 10).
Hay una enorme diferencia entre la obediencia a la Palabra y la justificación de ciertas prácticas con la Biblia, sin que en ella aparezcan. Los métodos carismáticos actuales al no en tener base bíblica; son métodos humanos; es psicología de masas aplicada, que ofrece a muchos la oportunidad de desinhibirse en la participación de los cultos, al gritar, llorar, caer en éxtasis y hasta sumirse en la histeria. Pero, "Dios no es Dios de confusión, sino de paz".
Semejantes prácticas, ciertamente, están logrando desprestigiar la experiencia cristiana, rompen el diálogo redentivo con el mundo, frustran la fe esperanzada de muchos creyentes sinceros, y sumen en la pobreza del conocimiento bíblico a quienes a ellas se someten.
"Sola Scriptura, solo fide". He ahí lo único que puede hoy proporcionar una vida verdaderamente cristiana y profunda. Sólo la Biblia y sólo la fe. Conviene, pues, recordar tan solo la admonición del propio Maestro, "escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí" (Jn. 5:39).


Jorge Zamora
LAS LENGUAS
SEÑAL DE MALDICIÓN Y
BENDICIÓN DEL PACTO
por
El Doctor O. Palmer Robertson
Dios no tiene por costumbre sorprender a su pueblo con lo novedoso e inesperado. La dilatada historia de preparación, a través del Antiguo Testamento, tenía el propósito de suavizar el trauma potencial de la encarnación del Hijo de Dios. Difícilmente encontraremos una doctrina o experiencia cristiana en el Nuevo Testamento que no tenga su contraparte en el Antiguo Testamento. La tenue formación de las sombras ha precedido a la esplendente incursión de la realidad. Con el propósito de asegurar la comprensión adecuada del contexto, Dios cuidadosamente preservó la entrada de su verdad en el mundo.
La historia de la salvación
Este "principio de preparación", a todas luces jugó un prominente papel en el don carismático de las lenguas. En el día de Pentecostés, Pedro apunta inmediatamente al profeta Joel como una figura del Antiguo Testamento que había anticipado muy específicamente el derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne. La conexión establecida por Pedro entre Pentecostés y el Antiguo Testamento es harto conocida.
No ocurre de la misma manera con la conexión hecha por Pablo. En forma interesante, Pablo relaciona el Antiguo Testamento explícitamente con el don de lenguas, mientras Pedro aplica al fenómeno de las lenguas del Pentecostés una profecía general del Antiguo Testamento que tiene que ver directamente con las lenguas.
El pasaje de Pablo, frecuentemente pasado por alto, está incrustado en el puro corazón de su exposición sobre Las lenguas en Corinto. En forma muy especial, singular y excepcional, Pablo ubica el punto de apoyo para la solución del problema del pueblo del N.T., en las inspiradas escrituras del Antiguo Testamento. Porque si se trata de hallar respuestas precisas a los problemas que surgen dentro del pueblo de Dios en el Nuevo Testamento, estas deben buscarse en los documentos autoritarios del pueblo de Dios en el viejo pacto.
En 1Corintios 14:20-22; se encuentra el comentario pertinente de Pablo, y se lee así:
20 Hermanos, no se seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar.
21 En la ley está escrito: en otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor
22 Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.
Se observa en primer termino que Pablo identifica las lenguas como una señal de cumplimiento del pacto. La cita que el apóstol aplica al corriente fenómeno de las lenguas se origina en Isaías 28:11. Sin embargo, el proceso de anticipación del A.T., de las lenguas no puede detenerse en Isaías. Cuando el profeta anuncia que una nación extranjera va a traspasar las fronteras de Israel, balbuciendo una lengua extraña, está aplicando simplemente a su día la maldición del pacto en Deuteronomio 28:49: "Jehová traerá contra ti una nación de lejos, del extremo de la tierra, que vuele como águila, nación cuya lengua no entiendas".
Las lenguas: señal del juicio divino.
El juicio de Dios sobre el pueblo desobediente vendría por medio de una nación extranjera. La señal del juicio del pacto de Dios sobre Israel será el sonido de una lengua extraña.
El contexto de la alusión de Isaías a la maldición del pacto de Deuteronomio es evidencia plena que el profeta mismo entendía que estaba anunciando el cumplimiento del juicio del pacto divino sobre su pueblo. Examínese de nuevo Isaías 28:9 y los versículos siguientes. El profeta pregunta: "A quien se enseñara ciencia, o quien se hará entender doctrina?" (v. 9a). Isaías responde su propia pregunta aparte del fracaso que ha experimentado al intentar la comunicación del mensaje de Dios al pueblo rebelde.
La respuesta infantil del pueblo ofende a Dios su Hacedor. Actúan como si fueran infantes, como lactantes, como recién destetados (v. 9b).
Como "ellos no escucharon" (v. 12), Dios debía hablarles como si estuviesen todavía aprendiendo a hablar par medio de rimas infantiles:
"Mandamiento tras mandamiento
mandato sobre mandato
renglón tras renglón
línea sobre línea"
En hebreo:
"sav lasav
sav lasav
kav lakav
kav lakav" (w. 10, 13)
¿Cual sería el resultado de esta deliberada reversión a la infancia par parte de Israel? ¿Cuál fue la consecuencia de su infantilismo? Isaías aturde a sus oyentes. De persistir ellos en su actitud infantil e inmadura, pretendiendo no escuchar ni entender, Dios les hablaría con juicio en su condición infantil. Su voz sonaría como las palabras de un adulto deben parecer a un niño. En lugar de comunicarse con ellos claramente, en su lengua nativa, hablaría "a este pueblo en lengua de un pueblo extranjero" (v. 11 ). El haría realidad la maldición del pacto señalada por Moisés. Una nación cuya lengua no era su lengua vendría sobre ellos para ejecutar la ira y la maldición de Dios. Su relación favorable para con ellos terminaría a través de un pueblo cuya lengua ellos no podrían entender. Dios hablara en acentos desconocidos, "hasta que ellos vayan y caigan de espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos" (v. 13).
La amenaza de Isaías en el sentido que Dios haría efectivas las maldiciones del pacto en Deuteronomio sobre Israel, hablando a ellos en "lengua de tartamudos y lengua de un pueblo extranjero" (v. 11), alcanza un desarrollo posterior y más amplio en los versículos inmediatamente siguientes del capítulo. En efecto, Isaías 28:16 declara:
"Por tanto, Jehová el Señor dice así: He aquí que yo he puesto en Sión por fundamento una piedra, piedra probada, angular, preciosa, de cimiento estable; el que creyere, no se apresure".
Este versículo se reconoce inmediatamente como un pasaje de particular importancia para los escritores del Nuevo Testamento. Pablo, en Romanos 9:31-33, explica el tropiezo de Israel a la luz de este pasaje de Isaías. La parábola de Cristo mismo que dramatiza el arrebatamiento del reino de Israel se basa en el contexto del A.T., de la piedra angular que también opera como piedra de escándalo para Israel (Mt. 21:42-46 ).
Este amplio uso del mensaje de Isaías 28 en el Nuevo Testamento, aplicándolo al cese de la relación distintiva de Dios con Israel, corrobora el sentido de la cita paulina de las maldiciones del pacto en la medida en que estas están relacionadas con el fenómeno de las lenguas. Las lenguas no resultan ser una sorpresa para el pueblo de Dios. Al contrario, tienen el objetivo definido de ser señales del pacto. Cuando las lenguas ocurrieron, el juicio de Dios sobre Israel llegó a formar parte de la historia de la redención. Las lenguas sirven como una señal de la maldición del pacto.
El problema de Corinto en contexto histórico redentivo.
Siendo que esta perspectiva sobre el papel de las lenguas es bastante nueva, el punto de partida de esta discusión debe subrayarse de nuevo. Es Pablo, quien, al tratar el problema de las lenguas en Corinto, cita la sentencia de Isaías para explicar el significado de las lenguas. Un examen mas cuidadoso del contexto de la cita de Pablo puede servir para reforzar la conexión del argumento de Pablo con el de Isaías. Pablo comienza en 1 Corintios 14:20; interrumpiendo su discusión sobre las lenguas para exhortar a sus lectores a no ser "niños" en el modo de pensar. Los corintios estaban actuando francamente como niños al hacer ostentación del don de lenguas. Estaban practicando el don en forma inmadura, sin restricciones, y sin hacer consideraciones adecuadas sobre su papel fundamental en el propósito de Dios.
Con especial interés notamos la semejanza de contextos en Isaías y en Pablo. El problema de Isaías era el infantilismo de la nación israelita; el problema de Pablo, el infantilismo de la iglesia de Corinto. Al establecer su énfasis en un contexto comparable con el de Isaías, Pablo refuerza el peso de sus palabras. Los corintios indirectamente reciben la exhortación de no caer en el mismo error en que cayera el viejo Israel.
Al mismo tiempo, la semejanza de contextos entre Isaías 28 y 1 Corintios 14; sugiere claramente que Pablo sabia lo que estaba haciendo cuando citaba Isaías 28:11, acerca del juicio de Dios para con Israel "en lengua de tartamudos y en lengua extraña". No se trata de que Pablo cita un aforismo aislado para reaplicarlo tendenciosamente a su circunstancia. El sabia muy bien que las lenguas en Isaías aparecían como una señal de la maldición del pacto. El entendía que el juicio de Israel era el tema que se estaba tratando. En síntesis, Pablo citaba a Isaías 28:11; precisamente porque entendía el fenómeno de las lenguas del Nuevo Testamento como el clímax del cumplimiento de la profecía del Antiguo Testamento.
Israel recibió en los días del Antiguo Testamento el juicio al cual Moíses e Isaías se refirieron. Ambos habían profetizado que como resultado de la desobediencia del pacto, la señal de balbucir lenguas se escucharía en su tierra. Sus profecías se unificaron por una confirmación posterior hecha a través de un tercer profeta, contemporáneo al hecho histórico del cumplimiento. Moíses hablo en el siglo XV a.C., respecto de un pueblo con lengua extraña que vendría para juicio de Israel (Deut. 28:49). Isaías en el siglo VIII a.C., profetizo con la misma perspectiva. En el tiempo del cautiverio de Israel, Jeremías reitero el mismo mensaje:
"He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová•; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare" (Jer. 5:15).
Esta triple profecía de los siglos XV, VIII y V a.C. encontró su cumplimiento inicial cuando los "balbucientes" babilonios avanzaron sobre Israel. Pero Pablo dice que este signo de maldición del pacto sobre Israel halla su clímax de su cumplimiento en la manifestación del don de lenguas de la era del Nuevo Testamento. El juicio de Dios sobre Israel en el ano 586 a.C., fue solo un anticipo de juicios aun mas severos pronunciados por Cristo mismo: "He aquí, vuestra casa os es dejada desierta" ( Lc. 13: 35 ) .
Ahora bien; ¿en que forma sirvieron las lenguas como una señal del juicio del pacto para con Israel?
Las lenguas en Pentecostés; clímax del cumplimiento profético
En un sentido bien literal, las "lenguas" de Pentecostés representaron el arrebatamiento del reino de manos de Israel para destinarlo a los hombres de todas las naciones. En efecto, todos los que presenciaron el fenómeno de Pentecostés fueron de origen israelita. El carácter sobreabundante de la gracia divina en ninguna parte es mas claro que en la salvación de los israelitas. De la misma manera el significado de las lenguas es muy claro. Dios no quería continuar confinándose a un solo pueblo, y comunicando en una sola lengua. No era la voluntad de Dios continuar encauzando su obra de gracia salvadora a través de una nación singular. Mas bien, ahora, Dios hablará en todas las lenguas a todos los pueblos de la tierra. A todas las naciones del mundo se dirigirá el mismo. Las lenguas, así, sirven como una señal del pacto. Las lenguas indican el cumplimiento de la maldición de Dios sobre Israel, debido a su infidelidad hacia el pacto.
Evidentemente, la magnitud de la gracia de Dios se ve claramente en el amplio cumplimiento de salvación representado por el don de lenguas. Sin duda alguna, las lenguas sirven simultáneamente• como señal de maldición y de bendición del pacto. Dios se vuelve de Israel hacia todas las naciones. El sermón de Pedro en Pentecostés analiza el don de lenguas como una evidencia del derramamiento del Espíritu sobre toda carne. Pero el significado completo todavía quedaba por ver. Por otro lado, Pablo ha establecido a través de su cita del Antiguo Testamento que las lenguas son signo de maldición y de bendición del pacto. Esta es una perspectiva equilibrada que debe tenerse en cuenta.
El carácter de señal presente en el fenómeno de las lenguas
Es oportuno notar el papel que las lenguas desempeñan en el pacto y resulta igualmente significativo anotar su carácter de señal. Después de citar Isaías 28:11, Pablo ofrece su propia versión interpretativa. "Las lenguas", dice Pablo, "son por señal". Tanto la naturaleza esencial de las lenguas, como el contexto de la cita paulina del Antiguo Testamento, que ya se discutido antes, coadyuvan a la precisa definición del "carácter de señal" de las lenguas. Las lenguas, pues, sirven como señal para indicar que el plan redentor de Dios ha sido desplazado de la actividad centrada en los judíos, hay una actividad que involucra a todas las naciones del mundo.
Los profetas del Nuevo Testamento explotan repentina y espontáneamente, declarando la obra magnifica de Dios en las lenguas de toda la humanidad. La señal es inequívoca. La transición ha ocurrido. Dios dejará de hablar en la lengua exclusiva de un solo pueblo para hacerlo después en las muchas lenguas de los mas variados pueblos de la tierra. La señal de las lenguas es una señal de transición. Un nuevo día ha despuntado para el pueblo de Dios.
Se indico anteriormente que el contexto de la cita de Pablo en Isaías 28; tiene que ver con el juicio de Dios para con Israel, por la dureza de su Corazón. La referencia a la "preciosa piedra angular" de Isaías 28:16, tal como se emplea en el Nuevo Testamento corrobora la idea que resulta del contexto de la cita de Pablo respecto de la remoción del reino de manos de Israel. Las "lenguas" tienen en este contexto la función de una "señal". Señal del cumplimiento del juicio de Dios sobre Israel. Señal de la maldición del pacto hecha realidad sobre Israel. Señal del cambio de tratamiento exclusivo de Dios con una nación en su lenguaje especial hacia la manifestación abierta de Dios a los hombres de todas las naciones, comunicándose con ellos en sus propias lenguas.
Es posible que esta perspectiva arroje paz sobre los comentarios subsecuentes del apóstol. Pablo dice que las lenguas son por señal "no a los que creen, sino a los incrédulos;" (1Cor. 14:22). Ahora bien; ¿que pueden significar estas palabras? Es esencial notar que Pablo une inmediatamente esta aseveración con su cita de Isaías. "Así que", puesto que el carácter de juicio de las lenguas se manifiesta en el contexto del pacto del Antiguo Testamento, "las lenguas son por señal... a los incrédulos". En virtud de su papel particular como sello del juicio de Dios sobre Israel, el pueblo incrédulo, las lenguas comunican un mensaje especial a los incrédulos en general, sean judíos o gentiles. Las lenguas deben ser tomadas en cuenta, especialmente por los incrédulos. Las lenguas así dan testimonio de la fidelidad de Dios a las palabras de sus maldiciones en el pacto.
Israel persistió en su incredulidad y Dios hizo realidad el juicio anunciado. Las lenguas dan testimonio del juicio de Dios sobre Israel. Era claro que Dios no habría de continuar a tratar en forma exclusiva con una sola nación. A través de las lenguas el anuncia su comunicación a los hombres de todas las naciones. A la vez, las lenguas anuncian al incrédulo las dimensiones universales de la gracia de Dios. Una transición ha tomado lugar. La intención de la gracia de Dios ha sido expuesta. Dios ha explicitado su determinación de hablar en el lenguaje de los hombres que cubren el orbe entero.
De modo que las lenguas son para los incrédulos. Sirven inicialmente "como una voz de júbilo al dar inicio a la era evangélica" Cuando se trata propiamente con el trasfondo de la perspectiva del A.T., las lenguas dan su testimonio y señal al incrédulo. Sin embargo, esta señal de transición tiene un papel de menor importancia para quien ha entrado al compañerismo de los creyentes. "Las lenguas son por señal... a los incrédulos" (1Cor. 14:22). Dios no ha señalado el don de lenguas para la edificación sólida del creyente. Por su misma naturaleza, las lenguas tienen un papel concreto que jugar en la historia de la redención. Como la mayoría de las señales, las lenguas orientan a lo largo del camino. Pero una vez que la señal ha sido rebasada, concluye su función.
Profecía y lenguas; comparación de dones
En este punto, es necesario establecer comparación entre el don de profecía y el don de lenguas en el campo de su funcionalidad en la era del Nuevo Testamento .
Los dones representaban puntos significativos de semejanza y al mismo tiempo presentaban puntos distintivos que les daban el carácter de unicidad. Tanto las profecías como las lenguas eran dones de naturaleza verbal. Dones como el "dar" y el "mostrar misericordia" (Rom. 12: 8) no eran dones precisamente verbales. Pero la profecía y las lenguas tenían en común su calidad verbal.
Por otro lado, tanto la profecía como las lenguas aparecen como dones de mensaje inspirados. En el caso de las lenguas, la veracidad de esta evaluación es clara. Puesto que Dios hacia mover la boca, el mensaje en una lengua tenía relación directa con la inspiración de Dios frase a frase, portando consecuentemente elementos infalibles e inequívocos. El que los mensajes de lenguas fuesen interpretables (1Cor. 14:5) parecía eliminar la posibilidad de que las lenguas fuesen articulaciones verbales sin sentido. Ellas comunicaban la verdad divinamente inspirada.
El don de profecía también parece tener un mensaje derivado directamente de la inspiración de Dios. En (1Cor. 14:29-31), se habla de este don en términos de "revelación". Aunque el caso no es tan claro como en las lengua, la profecía manifiesta, al parecer, su carácter de revelación.
Pero estos dones presentan marcadas diferencias. Aunque se ubican en la misma categoría básica tienen sus diferencias significativas. La mas importante para esta discusión es el carácter peculiar que Pablo asigna a cada uno de estos dones en la vida de la iglesia. La profecía es para edificación, exhortación y consolación de los hombres. Las lenguas tienen el efecto de edificar únicamente a quien habla, a menos que sean interpretadas (1Cor. 14:3-5). Este valor relativo de los dos dones encuentra confirmación permanente en el hecho de que las palabras elegidas de la "profecía" (2Ped. 1:l9), son adecuadas para hacer al hombre de Dios "perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (2Tim. 3:16 ). Precisamente por su continuo valor de edificación para la iglesia, las palabras de inspiración profética han sido preservadas en la Escritura. El don de lenguas, no obstante, no posee este valor esencial para la edificación del pueblo de Dios. Por lo tanto, los mensajes en lenguas no habrían de tener un valor permanente para preservar. Las lenguas sirven como una "señal" comunicada a los incrédulos (1Cor. 14:22 ); en cambio la profecía cumplía el propósito de edificar a los creyentes.
Una "diferencia de especies" por consiguiente separaba los dones de lenguas y de profecía a despecho de sus semejanzas. El uno es objeto de limitaciones drásticas en forma y función. El otro no presenta estas limitaciones. Es esta "diferencia de especies" radical la que sirve para resolver el problema de interpretación asociado con el siguiente tratamiento de Pablo (vv. 23-25 ) .
Pablo acaba de asignar las lenguas a los incrédulos y la profecía a los creyentes. Ahora, en los versículos 23-25, parece retroceder completamente, tanto que el siguiente comentario se encuentra en una nota al final de la pagina en la traducción del Nuevo Testamento de J. B. Phillips en ingles:
Esta es la única instancia que sirve de base al traductor a partir del texto aceptado. El se siente impulsado a concluir, del sentido de los siguientes tres versículos, que tenemos aquí es un desliz de la pluma de Pablo, o, mas probablemente, un error del copista.
En el versículo 23, Pablo dice que el efecto de las lenguas sobre los incrédulos sera llevarlos a concluir que quienes están congregados en la asamblea cristiana están "locos". Evidentemente, no seria capaz de comprender el fenómeno. Pero, continua el apóstol, en los versículos 24 y 25, si todos se ocupan de profetizar en la congregación y un incrédulo los visita, el se convencerá y se convertirá. De modo que, mientras las lenguas conducen al incrédulo a la conclusión de que los cristianos están locos, la profecía lo habrá de guiar a la salvación.
Ahora bien; ¿cómo resolver esta paradoja del apóstol? En el versículo 22, asigna las lenguas al incrédulo, y en los versículos 24-25, le asigna la profecía. La solución a este problema radica en la distinción hecha anteriormente respecto a la naturaleza básica de las lenguas y de la profecía. Las lenguas son "señales"; la profecía no. Las lenguas tienen tal carácter que, inherentemente, limita su función a una perspectiva mas verbal que el ministerio característico de la profecía. Las lenguas sirven de indicador; la profecía cumple funciones de comunicador. Las lenguas fijan la atención en los portentosos hechos de Dios; la profecía llama al arrepentimiento y a la fe como respuesta a los hechos poderosos de Dios.
La verdadera función de las lenguas
Si se examina la linea del pensamiento paulino en 1Corintios 14:20-25 a la luz de Hechos 2, resultara claro que Pablo recomienda con respecto a los incrédulos de Corinto nada mas que el procedimiento seguido en Pentecostés. En primer termino, las lenguas sirven como señal para el incrédulo. Entonces la profecía insta al arrepentimiento y a la fe al mismo incrédulo. Los apóstoles primero manifestaron el don de lenguas, que a nadie convirtió. En efecto, solo sirvió para que la multitud atribuyera embriaguez a los apóstoles (Hch. 2:13). Pablo afirma que en forma semejante los corintios pueden esperar que los inconversos concluyan como consecuencia del don de lenguas que ellos están locos (1Cor. 14: 23 ). El fenómeno de las lenguas puede explicarse a través del don de profecía. La declaración de la Palabra debe seguir a continuación y lo que se había perdido podrá entonces ser recobrado.
La historia de la redención hace clara la verdad. Aunque las lenguas resultaran ser importantes como señal, tendrían una muy limitada utilidad para profundizar el entendimiento de la iglesia. De acuerdo con Pablo, las lenguas señalaron inequívocamente el punto del juicio sobre Israel, y la ocasión de la transición hacia el resto de las naciones. De esta manera, sirven como señal de maldición y bendición del pacto. Es en este contexto que el carácter• temporal adscrito al don de lenguas viene a verse mas claro. Las lenguas son una señal atada vitalmente, y en forma intransferible, a una coyuntura particular de la historia de la redención. Por ello, no puede esperarse que el don de lenguas cumpla en forma active e indefinida su función asignada.
Por la naturaleza verdadera del caso, el don de lenguas podría llenar su función, divinamente señalada, solo en el contexto histórico acordado por Dios para una señal semejante.
En un punto crucial de la historia necesariamente se requería que el juicio de Dios sobre Israel fuera sellado por una señal. El propósito de Dios era necesario su evangelio por igual a los hombres de todas las naciones y esto debía manifestarse a través de una señal.
Las lenguas sirvieron bien para mostrar que el cristianismo, aunque hubiese empezado en cuna judaica, no seria distintivamente judío. Las lenguas ayudaron significativamente a mostrar la transición de un evangelio contextualmente judío a un evangelio universal. Las lenguas proporcionaron base de señal a la estructura fundamental del cristianismo. Ahora que el cimiento ya fue colocado, la continuación de la señal de las lenguas no tendría una función significativa. Ahora, la transición se había dado; la señal de transición no tendría mas valor unificante en la vida de la iglesia.
Hoy no hay necesidad de una señal para mostrar que Dios se esta moviendo de la nación singular de Israel a todas las naciones. Ese movimiento ya se dio. Como en el caso del establecimiento del oficio de apóstol, así el don particular de transición de las lenguas ha cumplido su función como señal del pacto, tanto para el pueblo de Dios del Antiguo Testamento como del Nuevo. Una vez desempeñando su papel, no tiene mas que hacer dentro del pueblo de Dios.
***
FIN


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