¿cómo puedo vencer el pecado que se esconde en mi interior en mi corazón?

Pues, siempre es una lucha continua, aún para el creyente quien ha recibido la gracia de Dios en Cristo Jesús. Es como dice San Pablo en Romanos 7:19-21, “19 Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. 21 Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.” Aunque sea un apóstol, todavía luchó mucho con su carne y sus deseos.

Entonces, ¿Qué haremos? Pues, debemos pensar en las cosas de Dios, como nos dice en Romanos 12:2, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” En términos sencillos, debemos estudiar y memorizar la Palabra de Dios. Por ejemplo, ¿Cuántas horas dedica al estudio de la Biblia cada día? y ¿cuántas horas dedica a mirar la televisión o jugar con la computadora? Si mira la tele o computadora más que estudia la Palabra, tal vez sería necesario limitar el tiempo que dedica a la tele o computadora, y si no sirve, tal vez sería necesario regalar su televisor o su computadora a otro, y apartar el tiempo a su estudio de la palabra de Dios. Por eso, debemos pensar en las cosas de Dios, como nos dice en Romanos 8:5, “Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.” Y relacionado a esto es memorizar la Palabra. Hay unas personas que pueden decirme tantos datos de futbol, los jugadores y la Copa mundial y las reglas de FIFA, pero, no saben nada de la palabra en el español, y aun menos del griego o hebreo. Al contrario, debemos pensar en las cosas de Dios, y especialmente, el evangelio y la ley, como nos dice en Romanos 7:22, “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios.” Por eso, memorizamos las palabras de Dios, palabra por palabra, como nos dice en Salmo 119:11, “En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti.”

Pero, todavía debemos luchar en nuestra vida diaria en contra del pecado, como nos dice Col 3:5 y Romanos 8:13, “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.” Por eso, tenemos que matar las obras de la carne, es decir, no hacer las cosas del pecado, sino las cosas que son agradables a Dios, como nos dice en Gálatas 5:16-26. Y, si el pecado nos hace prisioneros a nuestros deseos, a veces tenemos que huir de la tentación, como nos dice en 2 Timoteo 2:22, “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.” (véase 1 Cor. 10:14; 1 Timothy 6:11) Esto no quiere decir que debemos inventar reglas para los otros, como los que dicen que es pecado de tomar o bailar, pero, a veces lo que es lícito para una persona no es conveniente para otro. Por ejemplo, el dinero en sí no es pecaminoso, pero, el Señor Cristo Jesús dijo al joven “te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.” (San Lucas 18:22) Por eso, unas personas deben de vender todos sus y darles a los pobre y seguir a Cristo. Otros no deben de tomar, o bailar, o comer carne, o mirar la tele, o usar computadora—pues, Ud. entiende.

Y hay otras cosas que podemos hacer. Debemos orar al Señor, como nos dice en 1 Tes. 5:17, y en Romanos 8:26, “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” También, debemos ser miembros de una iglesia con ancianos, y obedecer a nuestros ancianos en la iglesia,  como nos dice en 1 Pedro 5:5, “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.” Pero, de verdad, toda la iglesia está para ayudarnos y apoyarnos en nuestra lucha, como leemos en Santiago 5:16, “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.”

Pues, como siempre, hay mucho más que decir, y hermano, si quiere más, estoy a sus pies en Cristo Jesús. Favor de saludar a los santos allá, y especialmente a propia familia. Y hermano,  espero que nuestro Dios de gracia le bendiga en toda manera.

Muy atte.

Su hermano en Cristo,

Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
Misionero a Uruguay de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa,
Artigas 1779, Pueblo Nuevo
Rivera, Uruguay
Celular (de los EE.UU. 011-598-093841515)
iglesiareformada@aol.com
www.steveandlindalarson.com
www.iglesiareformada.com
lareformaenmarcha.org/

www.iglesiareformada.com
Preguntas y Respuestas