quiero saber qué significado  tanto literal como simbólico tiene la cruz en la vida de un cristiano, y por que los testigos de Jehová dicen  que Jesús no fue crucificado sino  colgado en un madero...

Pues, en la Biblia, la cruz es el símbolo de la muerte de Cristo Jesús. Leemos en 1 Corintios 1:17-18, “17 Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. 18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.” En estos versículos, San Pablo enfatiza que el mensaje que él predica es la salvación por medio de la cruz de Cristo. Y el mensaje es que solamente por medio de la cruz, es decir, la muerte de Cristo, podemos ser salvos, como nos dice en Efesios 2:16, “y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades. Y también en Filipenses 2:8, “y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. La cruz, la muerte de Cristo Jesús, es la única cosa que puede reconciliarnos a Dios, como nos dice en Colosenses 1:20, “y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.”
Pero, una consecuencia de estar en Cristo es que ahora estamos crucificados con Cristo, como nos dice en Gálatas 2:20, “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Cristo anticipó su propia muerte en la cruz cuando nos mandó de rechazar a nosotros y seguir en pos de Él, como leemos en Marcos 10:21, “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.”
Y, por eso, la vida que vivimos, vivimos en la luz de la cruz, y nuestra esperanza está en su muerte, es decir, en la cruz, como leemos en Gálatas 6:14, “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.” Por eso, en contemplar la muerte de Cristo Jesús, vivamos una vida que es digna de él, porque Él ya hizo la obra redentora completa para salvarnos, como leemos en Hebreos 12:2, “puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.”
Pues, en todo esto, no estamos hablando de una cruz de piedra u oro o plata, sino la cruz verdadera de Cristo Jesús, donde Él sufrió y murió. Por eso, en nuestras iglesias, es muy raro ver una cruz de metal o piedra, porque lo consideramos una forma de idolatría, en poner una invención del hombre en lugar de la cruz verdadera de Cristo Jesús. No son las cruces de los hombres, sino la muerte de Cristo Jesús en la cruz que tiene poder, poder para quitar el pecado y reconciliarnos a Dios.
Y sí, los Testigos de la Atalaya nos dicen que la cruz no fue una cruz, sino un palo. Y es verdad que la palabra en griego, “σταυροs” (stauros) puede decir algo que es una cruz, o algo en la forma de un palo. ¿Y qué? No es importante si Cristo murió en algo de la forma de cruz o algo de la forma de un palo. Lo que es importante es que Emanuel, Dios con nosotros, Cristo Jesús, murió para salvarme de mis pecados si confío en Él.
Y hermano, si quiere más, estoy a sus pies en Cristo Jesús. Favor de saludar a los santos allá, y especialmente a su propia familia. Y hermano,  espero que nuestro Dios de gracia le bendiga en toda manera.
Muy atte.

Su hermano en Cristo,

Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
Misionero a Uruguay de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa,
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