Mi hija le hizo una pregunta a su profesora acerca de que pasaba con los niños que nacian y se morian y los que las madres los abortaban la profesora le dijo que se iban al infierno y mi hija quedo helada cuando me estaba contando yo trate de decirle que no era posible porque eran seres que no alcanzaron a conocer el mal de la humanidad pero ella esta muy afectada por eso y me gustaria saber su opinion

Gracias, hermana, por su carta, y su pregunta. Y sí, entiendo la reacción de su hija, porque Dios nos dio, como cristianos, el deseo que todos vayan al paraíso, y que nadie sea condenado. Y en parte, es porque sabemos que no somos mejores que otros, al contrario, como dice San Pablo, como dice en Romanos 3, “¿Qué, pues? ¿Somos nosotros mejores que ellos? En ninguna manera; pues ya hemos acusado a judíos y a gentiles, que todos están bajo pecado.” (Versículo 9a) Y en cuanto a los bebés antes que nazcan, es aun peor, porque sabemos que somos muchos peores que ellos, en cuanto que tenemos la oportunidad de escuchar a la ley y al evangelio.

Pero, para considerar el caso de los bebés (no sé allá dicen bebés, pero, es el término que se usa aquí en México). Primero, los bebés son completamente humanos, y por eso, pueden hacer el pecado, como nosotros. En las palabras de David, “He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre.” (Salmos 51:5) Entiendo que hay unos que quieren negar que sean pecadores, para que sean inocentes, pero en decir esto, están quitando de los bebés su naturaleza humana, aunque sea contaminada con el pecado original y sus resultados en nuestro ser.

Segundo, tenemos los ejemplos de los que fueron regenerados cuando todavía bebés, por ejemplo, leemos en Salmo 22:10, “Sobre ti fui echado desde antes de nacer; Desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.” Mire que dice, “antes de nacer”, y por eso, concluimos que David confió en el Señor antes de nacer. También tenemos el ejemplo de Juan el Bautista que “Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” (San Lucas 1:44) Aunque este versículo no muestra que fue salvo en sí, sí muestra que fue una personalidad de un individuo.

Tercero, tenemos el ejemplo del hijo de David que murió al nacer. En 2 Samuel 12:23 leemos, “Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” Lo entiendo para decir que David tenía la esperanza de ver a su hijo después de morir.

Cuarto, en 1 Corintios 7:14, leemos, “pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.” Esto indica que los hijos de los creyentes son diferentes que los hijos de los incrédulos, algo que está repetido en Hechos 2:39.

Y al fin, tenemos el ejemplo de Cristo Jesús, cuando los discípulos rechazaron a los niños chiquitos, les dijo a los discípulos, “Viéndolo Jesús, se indignó, y les dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios.” (San Marcos 10:14). Entiendo que hay muchas interpretaciones de este pasaje, pero, si los niñitos van a infierno, ¿por qué Cristo los usó como ejemplo de los que vayan a ir al paraíso?

Creo que una parte del problema es que unos piensan que la salvación es por medio de una decisión personal, y ellos creen que los bebés no pueden hace una decisión personal, y por eso, no pueden ser salvos. Creemos, al contrario, que la salvación es una obra de Dios, y aunque la predicación de la palabra es el instrumento principal que usa el Espíritu Santo para traernos al Señor (Romanos 1:16), que el Señor no está limitado en su poder de revelar a sí mismo a la gente, y a darle fe, aunque todavía están en vientre de su madre.

Por eso, concluyo que sí los bebés pueden ser salvos, aunque no hay una garantía en las Escrituras, pero, no puedo afirmar el opuesto, es decir, que están condenados.

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