“que es la diferencia entre la iglesia bautista reformada y ustedes además quisiera que me aclaren un poco lo de el licor que tomar poco no es malo ya que el pecado no tiene justificación y bueno yo conozco muchos que caen en esto por culpa de tomar un poco o empezar hasta terminar borrachos. También que opinan de que sólo por arrepentimiento genuino y fe podemos llegar a la gracia de Dios.”

Pues, si me permite, quiero contestarlas en orden de importancia, a lo menos, según lo que creo.

Ud. dice, “que opinan de que sólo por arrepentimiento genuino y fe podemos llegar a la gracia de Dios.” Pues, hay un problema con la pregunta, porque asuma que el arrepentimiento y la fe vienen antes que la gracia de Dios. Sí, es cierto que tenemos que arrepentirnos y tener fe para ser salvos, y el arrepentimiento y fe tienen que ser verdaderos para salvarnos. Es como dice el Señor por medio del profeta Isaías, “Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado.” (Isaías 29:13) O, en las palabras de Juan el bautista, “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Pero, Ud. dijo que por el arrepentimiento genuino y fe podemos llegar a la gracia de Dios, y no puede ser, porque, como el Señor nos dice por medio del Apóstol Pablo en Romanos 3,”10 Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; 11 No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. 12 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. (Salmos 14:1-3, 53:1-3) 13 Sepulcro abierto es su garganta; Con su lengua engañan. (Salmo 5:9) Veneno de áspides hay debajo de sus labios; (Salmo 140:3) 14 Su boca está llena de maldición y de amargura. (Salmo 10:7) 15 Sus pies se apresuran para derramar sangre; 16 Quebranto y desventura hay en sus caminos; 17 Y no conocieron camino de paz. (Isaías 59:7-8) 18 No hay temor de Dios delante de sus ojos. (Salmo 36:1).” Personas así, como nosotros, no pueden tener fe, ni arrepentirse, ni llegar a la gracia de Dios. Por eso, ¿De dónde vienen? Pues, vienen porque Dios nos regala la fe y el arrepentimiento. Es como Dios nos dice en Juan 1:12-13, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” ¿Cómo estamos engendrados? No por nuestra voluntad, sino de Dios. Por eso, Dios nos dice en Efesios 2:4-5, “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).” Y en versículo 8 nos dice, “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios.” Fe es un don de Dios, y viene de Él, y no antes de recibir su gracia sino es el efecto de su gracia en nosotros.

También nos hizo la pregunta, “que es la diferencia entre la iglesia bautista reformada y ustedes.” Pues, no todos bautistas reformadas son iguales. Unos trabajan con nosotros, y actúan en casi la misma manera, y otros son bien diferentes en muchas maneras. Pero, si hablo sobre los que son casi iguales a nosotros, creo que haya dos diferencias. Primero, practicamos el gobierno presbiteriano, es decir, en obediencia a las reglas apostólicas, ordenamos obispos (ancianos o presbíteros) en cada iglesia, como dijo San Pablo a Tito, “Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé.” (Tito 1:5) Y por eso, los primeros pastores que no fueron apóstoles estaban ordenados por la asamblea de los ancianos, como San Pablo dijo a Timoteo, “No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio.” (1 Timoteo 4:14) Y por eso, los apóstoles dieron los requisitos para los ancianos en varios lugares, como en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Y también, los bautistas rechacen el bautismo a los hijos de los creyentes, pero nosotros creemos, como dijo San Pedro en el Día de Pentecostés, “Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos.” (Hechos 2:39) Y por eso, creemos que los hijos de los incrédulos son inmundos, cuando nuestros son santos, como nos dice en 1 Corintios 7:14, “pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos.” Por eso, sigamos el ejemplo apostólico, cuando una persona cree, lo bautizamos con todos de su familia, como leemos en Hechos 16:15 y 31-33.

Y al fin, nos dijo, “quisiera que me aclaren un poco lo de el licor que tomar poco no es malo ya que el pecado no tiene justificación y bueno yo conozco muchos que caen en esto por culpa de tomar un poco o empezar hasta terminar borrachos.” Pues, hay también personas, como mis propios padres, que tomaron alcohol todas sus, y me dieron de tomar cuando yo era bien chico y en toda mi niñez y juventud, y nunca pero nunca estaban ebrios. Pero, en todo esto, tenemos que seguir no nuestras ideas, sino lo que dice Dios. ¿Y qué dice? Pues en Salmos 104:14-15 nos dice que es Dios que es “El hace producir el heno para las bestias,  Y la hierba para el servicio del hombre, Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre, El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.” Aquí el vino es considerado como una bendición, y no una maldición. Y los domingos cuando están cantando este Salmo en su congregación, ¿Qué piensa Ud.? También nos dice en Proverbios 31:6 y 7, “Dales licor a los que están por morir, y vino a los amargados; ¡que beban y se olviden de su pobreza! ¡que no vuelvan a acordarse de sus penas!” Obviamente, el abuso del alcohol es un pecado, como nos dice en los versículos anteriores, “No conviene que los reyes, oh Lemuel, no conviene que los reyes se den al vino, ni que los gobernantes se entreguen al licor, no sea que al beber se olviden de lo que la ley ordena y priven de sus derechos a todos los oprimidos.” (Proverbios 31:4-5) Pero, si es malo de tomar alcohol en sí, ¿por qué nuestro Señor y Salvador Jesucristo tomó? (véase en San Mateo 11:19 y San Lucas 7:34) Y ¿por qué nuestro bendito Salvador fabricó vino en su primer milagro? (Juan 2:6-11) ¿Y por qué celebró la última cena con vino, y nos enseñó de hacer lo mismo? (San Mateo 26:27 y 1 Corintios 11:25) Y en su iglesia, cuando toma vino y come pan como Cristo Jesús nos enseñó, ¿es pecado? Pero, yo personalmente solamente tomo alcohol en la santa cena, porque no me conviene.

Pues, hermana, obviamente hay mucho más que decir, y si quiere algo más, estoy a sus pies en Cristo Jesús, y espero que Dios le bendiga en todo.

Muy atte.

Su hermano en Cristo,

Esteban Larsón Macías, de www.iglesiareformada.com
Misionero a Uruguay de la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa,
Rivera, Uruguay
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