Mensaje Navideño 

Rev. José Luis Podestá

Después de conmemorar hoy el nacimiento de Jesús, atendamos en nuestros corazones el anuncio  del ángel a los pastores en Belén:

“No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: 11Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador,  que es el Mesías, el Señor.”

¡No tengan miedo! Fueron las primeras palabras del ángel a los Pastores que se encontraban cerca del lugar donde nacía Jesús. Pero estos hombres  ¿cómo renunciarían a su temor? Ya la angelfanía los atemorizaba. Igualmente, era de noche, símbolo de la oscuridad que invade al hombre sin Dios, sin Jesús el Salvador, esas tinieblas y sombras de muerte que es fruto de nuestra naturaleza caída y que afecta a toda la creación.

Ya con ese anuncio del Ángel  había llegado la hora de apartarse de las tinieblas y del temor que existía en toda la tierra. Así era anunciado  por los heraldos de Dios. Desde la gloria del Altísimo se anunciaba la hora de la verdad y de la gracia, de la confianza y la alegría, de la santidad y de la paz. Fue la primera palabra que esa noche les transmitió el Mensajero de Dios, mientras la gloria del Señor los envolvía con su luz. ¡No teman, les traigo una buena noticia, una gran alegría! Ha nacido Jesús, el Salvador.

Admirable sabiduría de nuestro Dios. ¡Con el nacimiento de un niño, del Niño Mesías, quería disipar toda vacilación y todo temor!.

En verdad, ¿qué podría ser más lejano al temor que el nacimiento de un niño, lejos del alboroto producido por el censo en la ciudad de David?.

Es bueno que echemos una mirada a ese panorama y preguntarnos nosotros hoy si de verdad dejamos que la luz del Verbo hecho hombre nos ilumina en nuestras vidas, si realmente nos dejamos guiar por su estrella, si estamos atento al anuncio de esa buena noticia “ les nació un Salvador”, o por lo contrario seguimos rodeados de las tinieblas de la inmoralidad, el egoísmo e idolatría mundana de las cosas del tiempo.

Si en vez de ver la estrella del Salvador vemos nuestra condenación por estar envueltos en nuestras “riquezas fatuas”, donde nos regodeamos en nuestro debilitado ego. O por el contrario vimos al salvador, y hemos hecho carne en nosotros el anuncia del Ángel.

Hoy es un buen día para comenzar a enderezar nuestros caminos, a no abandonar el anhelo del Mesías que viene, a abajarnos de nuestro orgullo alimentado por el aguijón del pecado y manifestarnos ante Dios en humildad y mansedumbre, como el mismo Verbo Divino lo hizo, naciendo en un establo, rodeado de las carencias que solo los pobres pueden comprender, tenido como hálito y calor las respiraciones de unos mansos animales de establo, rodeado por la humilde luz de Maria y de José que en su pobreza supieron acoger a la riqueza más encumbrada del orbe, a la segunda Persona de la Trinidad, al Verbo eterno.

Que el Señor hoy nos colme de humildad y de apertura de corazón para dejar que more en nosotros la Palabra Divina, que nuestros corazones se conviertan en pesebres vivientes que acojan al Dios encarnado.

Que el Santo Verbo de Dios que viene y se hizo carne les bendiga y proteja siempre y les dé la docilidad para estar continuamente en espera de su llegada.


                                     Rev. José Luis Podestá, ipo



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