www.iglesiareformada.com
Sermones
El Hombre Natural

II Samuel

por Gabriel Otero

Comenzamos este estudio ratificando nuestra apreciación en cuanto al autor como lo hicimos en 1.Samuel. Su autor es anónimo. Muchas personas atribuyen a Samuel el hecho de que él escribió su autobiografía y también la historia de Israel. No negamos este hecho porque puede ser posible, pero no tenemos autoridad bíblica para marcarlo ni ningún versículo dentro del primer libro como del segundo, en el cual nosotros podamos afirmarnos para concretar tal aserción. Así que preferimos decir que el autor permanece anónimo.



El tópico de 2.Samuel es el siguiente: El reinado de David. En todo el libro encontramos las explicaciones concernientes al reinado de este hombre de Dios. Es decir, que si bien se nos relatan los hechos históricos, dentro del tema general encontramos la lección espiritual a la cual podemos titular: El hombre natural.



Este libro nos habla de un hombre que usó su naturaleza natural muchas veces y que, aunque salvo, luchó en su interior para vivir una vida santa. Vamos a dividirlo en tres partes a fin de entender mejor su contenido:



I.- El período inicial en el reinado de David. Caps.1-9.

II.- El período de apogeo del reinado de David. Caps.10-19.

III.- El período final del reinado de David. Caps.20-24.



Tenemos entonces bien claro y preciso aquí en las Escrituras hechos históricos que sin embargo nos han de dar una buena dirección espiritual.



I.- El período inicial en el reinado de David. Vemos que dos cosas suceden en la vida de David y que es muy importante que sucedan en cualquiera de las etapas de nuestra vida; ya sea en el casamiento, en el servicio cristiano, o en el trabajo. La primera cosa que sucedió en el reinado de David la encontramos en el Cap.2:1. David buscó la dirección divina. Dice así: "Después de esto aconteció que David consultó a jehová, diciendo: ¿Subiré a alguna de las ciudades de Judá? Y Jehová le respondió: Sube. David volvió a decir: ¿A dónde subiré? Y él le dijo: A Hebrón." Vemos que después que David fue considerado y llevado como un soldado extraordinario del ejército de Israel, él consultó a Jehová diciendo: "Subiré a alguna de las ciudades de Judá? -marquemos en nuestras Biblias esta pregunta y la palabra "consultó"- Al comienzo de su reinado David buscó la dirección divina. Consultó con Jehová; no es que buscó solamente la aprobación de Jehová. Fijémonos en la consulta que él no hizo: ¿Subiré a este lugar o subiré a este otro lugar? ¿Haré esto o aquello? Es decir, él no fue con un plan a Dios. El no fue y dijo: Señor, he aquí yo he comprado esto y ahora quiero que lo bendigas. Señor, me he casado y quiero que bendigas mi matrimonio; no. El fue a Dios y dijo: Señor, ¿haré esto o aquello? y se detuvo. Y Dios, dice la Escritura, habló a David y le dijo: Sube. Y David entonces le preguntó a dónde. Vemos que David buscó la dirección de Dios, buscó la guía de Dios, buscó la compañia de Dios en una manera sumisa. El, como individuo se sometió a Dios; tampoco sometió sus planes a Dios, sino que se sometió primero a Dios. Surge entonces que en el período inicial del reinado de David, encontramos que este hombre de Dios buscó la dirección divina para su vida personal.



En segundo lugar, en el Cap.5:1-5, 12, se nos da a entender que David reconoció su posición delante de Dios. Dice: "Vinieron todas las tribus de Israel a David en Hebrón y hablaron diciendo: Henos aquí, hueso tuyo y carne tuya somos. Y aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además Jehová te ha dicho: Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás príncipe sobre Israel. Vinieron, pues, todos los ancianos de Israel al rey de Hebrón, y el rey David hizo pacto con ellos en Hebrón delante de Jehová; y ungieron a David por rey sobre Israel. Era David de treinta años cuando comenzó a reinar, y reinó cuarenta años. En Hebrón reinó sobre Judá siete años y seis meses, y en Jerusalén reinó treinta y tres años sobre todo Israel y Judá. Y entendió David que Jehová le había confirmado por rey sobre Israel, y que había engrandecido su reino por amor de su pueblo Israel."



Notamos aquí que el segundo aspecto del período inicial en el reinado de David, es marcado por un reconocimiento total de la bondad de Dios sobre su vida. Una humillación abierta y generosa de parte de David muestra al pueblo israelita que él es lo que es, porque Dios así lo quiso. Es muy importante que nosotros reconozcamos estos dos aspectos en la vida inicial de todo período en nuestra vida. En primer lugar, ¿estamos buscando la dirección divina personalmente, o estamos buscando la aprobación divina sobre nuestros planes? En segundo lugar, ¿estamos dando reconocimiento a Dios de que lo que somos es porque Dios así lo quiere? ¿O pensamos que hemos hecho estudios y consecuentemente somos personas de talento por eso? ¿Creemos que todo lo que poseemos es debido a la fuerza de nuestro trabajo o quizás pensamos, bueno, Dios nos ayudó, pero nosotros trabajamos mucho? ¿O reconocemos que lo que tenemos, lo que somos o lo que poseemos es porque Dios en su bondad nos lo ha dado? ¡Qué manera maravillosa la de empezar la del rey David! ¿verdad? El período inicial en el reinado de David, marca a un hombre que buscó la dirección divina, marca a un hombre que se humilló ante la presencia de Dios.



II.- Tenemos ahora en las Escrituras marcado el período de su apogeo en el reinado. Ese período es el más brillante en la vida de David y también el más humillante. En el Cap.10 se marcan dos victorias maravillosas que David conquistó para Israel. La primera es contra los Amonitas y la segunda contra los Sirios. David sale al campo de batalla y entonces conquista para Israel lo que parecía imposible. Ahora bien, en el Cap.11, encontramos allí algo triste en la historia de este hombre de Dios. En medio de su apogeo, en medio de su victoria, en medio de una lucha brillante, David cede a la tentación en un tiempo de victoria. Cuando él estaba disfrutando de la mano y el poder de Dios, David cede y marca en su vida una derrota inigualable. Leemos en los Vrs:1-5 de este capítulo lo siguiente: "Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa. Envió David a preguntar por aquella mujer, y le dijeron: Aquella es Betsabé hija de Eliam, mujer de Urías heteo. Y envió David mensajeros, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella. Luego ella se purificó de su inmundicia, y se volvió a su casa. Y concibió la mujer, y envió a hacerlo saber a David, diciendo: Estoy encinta."



Notamos entonces que en el medio del apogeo de su reinado, luego de una victoria tremenda, David se retira a descansar. Y es en ese momento cuando él está recreándose en el terrado de su casa, que sus ojos ponen el deseo de su corazón en alguien que no le pertenece. Y es así como David cede a la tentación. No ocurrió en un momento duro de su vida, en un momento crítico cuando él estaba en el medio del campo de batalla, ni organizando su ejército para la batalla, sino que cedió a la tentación cuando ya poseído de esa victoria contra los amonitas y los sirios, descansaba placenteramente mientras esperaba noticias de su capitán Joab que peleaba en el frente de batalla. Fue en ese momento tan especial que David mira por algo que no le pertenece cediendo a la tentación.



III.- Miremos ahora en el período final del reinado de David. Ese período está escrito para nuestro entendimiento en los Caps.20-24. David fue consciente de su vida para con Dios, y no obstante que cedió al pecado, no obstante que cedió a la tentación, volvió con todo su corazón a su Dios. Es en el cierre de este libro, en el Cap.24 donde encontramos palabras y hechos extraordinarios. David procede a cometer otro error; él censa al pueblo cuando Dios le había dicho que no lo hiciera. Y luego de su arrepentimiento, Dios envía un profeta diciendo a David que él debe levantar un holocausto a Jehová. Dicen los Vrs.18-25: "Y Gad vino a David aquel día, y le dijo: Sube, y levanta un altar a Jehová en la era de Arauna jebuseo. Subió David, conforme al dicho de Gad, según había mandado Jehová; y Arauna miró, y vio al rey y a sus siervos que venían hacia él. Saliendo entonces Arauna, se inclinó delante del rey, rostro a tierra. Y Arauna dijo: ¿Por qué viene mi señor el rey a su siervo? Y David respondió: Para comprar de ti la era, a fin de edificar un altar a Jehová, para que cese la montandad del pueblo. Y Arauna dijo a David: Tome y ofrezca mi señor el rey lo que bien le pareciere; he aquí bueyes para el holocausto, y los trillos y los yugos de los bueyes para leña. Todo esto, oh rey, Arauna lo da al rey. Luego dijo Arauna al rey: Jehová tu Dios te sea propicio. Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata. Y edificó allí David un altar a Jehová, y sacrificó holocaustos y ofrendas de paz; y Jehová oyó las súplicas de la tierra, y cesó la plaga en Israel."



¡Qué hermoso el ejemplo del rey David al término de su reinado, aunque debemos decir que el período final fue triste. David caminó con arrepentimiento de corazón y amargura por lo sucedido. Pero cuando David se enfrentó una y otra vez con el hecho de presentar a Dios una ofrenda, o sea presentarse como hombre y varón de Dios, él enfrentó tal circunstancia con dignidad y con poder. Y David al presentarse delante de Dios, dijo simple y valientemente que iba a pagar por lo que él iba a ofrecer. Es decir, no era un hombre que despreciaba a Dios, por el contrario, era un hombre que tenía conciencia de lo que Dios era y sabía dar de lo suyo a Dios. ¿Por qué? Porque le amaba.



¡Qué lección hermosa nos deja este libro 2.Samuel! Nos habla de un hombre natural, de un hombre que cuando comenzó la carrera pública pensó que él necesitaba personalmente la dirección divina y también su posición se basaba en lo que Dios quería y no en lo que él había ganado. Un hombre que en su condición natural, cedió a la tentación, pero la tentación no pudo vencer y destruir a un hombre de Dios. Y que levantándose del polvo, consciente de su posición, consciente de su altura como hijo de Dios, enfrenta a Arauna (Vr.24) y paga los derechos de propiedad y ofrece a Dios algo que él había comprado.



¿Comprendemos esta lección espiritual? Dios no se agrada de las cosas que son de balde. Dios desea que como hijos suyos, enfrentemos la realidad y esa realidad es simplemente esta: No debemos ofrecer algo a Dios que no nos cueste. No debemos ceder a la tentación, aun en las luchas y menos cuando estamos gozando de victorias. Y finalmente, si queremos empezar algo en nuestra vida, si queremos empezar algo que dure y que tenga suceso, debemos buscar la dirección divina para nuestra vida personal. Quiera Dios bendecir estos pensamientos que nos abrió el libro de 2.Samuel para nuestro entendimiento.