Restaurando con Mansedumbre

por Eliseo Martínez

Texto: Gálatas 6:1
Asunto: Restauración
Tema: Restaurando con Mansedumbre
Propósito: Que cada uno de nosotros nos convirtamos en restauradores
Introducción:
Leamos Gálatas 6:1 en la traducción de la Biblia de las América: “Hermanos, aun si alguien es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle, en espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tu también seas tentado.

Mientras estemos en esta vida nos veremos sumergidos en conflictos de toda clase y estaremos expuestos a una caída. El vocablo griego es paráptoma, el cual puede ser inesperada (Matthew Henry).
El problema es que nosotros tenemos dos maneras de reaccionar
1.Reaccionamos de una manera ante nuestra propia caída
2.Y tenemos una manera diferente ente la caída de otros, somos duros, groseros, crueles, como si nosotros no corremos el riesgo de ser tentados y caer.

Proposición:
El texto base de nuestra reflexión nos dice que debemos restaurar con mansedumbre.

Transición:
Hay tres interrogantes que debemos contestar a la luz de Gálatas 6:1

1.La primera interrogante es: ¿Que es restaurar?
Es levantar al hermano caído para que su vida sea plenamente útil para el señor. Es como el remendar una red de pescadores, para que funcione de acuerdo al propósito para el cual fue echa. Es como el colocar las partes de un hueso fracturado en su lugar y cumpla así con la función que el creador le ha asignado.
Ningún ser humano es una isla, somos hermanos miembros de una gran familia en la cual nos alegramos con quienes se gozan y compartimos las cargas de los que sufren. Dios estableció que los creyentes en Cristo viviéramos en comunión los unos con los otros así como la que disfrutamos con EL. Juan en 1ª Juan 1:3 dice: lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el padre, y con su Hijo Jesucristo.
No importa cuanto se ha caído, así como el hijo pródigo no dejó de ser hijo, nuestros hermanos no dejan de ser nuestros hermanos. Han sido sorprendidos por un ataque sorpresivo.
Necesitamos ser restauradores misericordiosos, solo así pondremos nuestra mirada misericordiosa en la persona y no en su falta (no estoy hablando de ser tolerante con el pecado)
El centro de atención es el hermano no el pecado.
Restaurar es poner en orden las partes dañadas o rotas
Es volver hacer útiles a los hermanos, no es ponerlos en una lista negra
Somos llamados a RESTAURAR.

2.La segunda interrogante es: ¿Qué requisitos debe llenar un restaurador?
Pablo dice: vosotros que sois espirituales. Es una manera de decir maduros. No debe ser un neófito un nuevo creyente, es alguien que anda en El Espíritu y que ha madurado en la fe.
Un creyente maduro es uno que posee una vida fructífera, como lo describe Jesús en Juan 15.
Gálatas 5:22-23, nos describe el fruto del Espíritu Santo
Puede restaurar al caído aquel que se le acerca con amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre y templanza
Cuando Pablo dice con espíritu de mansedumbre, nos está diciendo que vale más la actitud que la técnica. Cuando no hay espíritu de mansedumbre, el restaurador se convierte en un médico nulo como los amigos de Job.
Matthew Henry  dice en su comentario que muchas correcciones pierden su eficacia  por ser dadas con ira, mientras las que se dan con ternura y muestran claramente que se hacen por el propio bien de aquellos que la necesitan tienen mayor probabilidad de éxito.
Siendo una característica del fruto del Espíritu santo podemos afirmar con el dr. Billy Graham. que la mansedumbre no la adquirimos por nosotros mismos.
En Mateo 11:29 encontramos a Jesús invitándonos a que prendamos de él la mansedumbre y la humildad.

       3. La tercera interrogante es: ¿Cómo realizar la restauración?
No como un experto inmune al dolor ajeno; Romanos 12:15 dice: alégrense con los que están alegres: lloren con los que lloran (NVI). Es poseer una genuina empatía con el hermano caído.
Nuestro acercamiento al caído debe tomar en cuenta nuestra debilidad. Nunca se debe perder de vista el que se ocupa en restaurar al caído. Sabiendo que él puede ser tentado y caer.
Es frecuente el caso de que quienes critican con dureza los pecados ajenos, suelen caer, sin tardar mucho, en los mismos pecados o en otro más graves (Matthew Henry).
Acerquémonos al caído como un hermano, como uno igual de carne y hueso como todo ser humano
El texto bíblico dice: Sobrellevad las cargas.(V. 2) Samuel J. Mikolaski nos dice en su comentario: Cargas. La palabra denota un lastre muy pesado, y es la demanda que todos los cristianos lo sobrellevan cuando uno de ellos caiga.  Las cargas fueron hechas para ser compartidas.
Una carga es un peso que agobia, cansa. Y un cristiano que sirve ayuda a cargar la carga muy pesada de su hermano especialmente la que tiene que ver con la tentación y la caída espiritual.
Sobrellevar las cargas es cumplir con la ley de Cristo, la ley del amor. Es amarnos unos a otros como el nos amó (Juan 13:34). El llevó todas nuestras cargas; nosotros debemos pues llevar  las de nuestros hermanos participando en todas sus pruebas espirituales o temporales. Este es el pensamiento del versículo 1 generalizado. (Bonnet y Schroeder)

Conclusión:
Es hora que dejemos de rematar al hermano caído. Con toda mansedumbre y humildad convirtámonos en buenos restauradores.
Dejemos de ser un ejército que no cura sus heridos. Alguien dijo que la iglesia es el único ejército del mundo que no cura a sus heridos.

Somos llamados a ser restauradores.

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