UN DEVOCIONAL PARA LA CONCIENCIA

En el Evangelio de San Juan se lee: Jesús respondió: si fuerais ciegos, no tendríais pecado; mas ahora, porque decís: vemos, vuestro pecado permanece. Juan 9:41.


Bien sabemos que el hombre puede desagradar a Dios de dos maneras:
1. Pecados de omisión: que son los que se cometen a sabiendas de cual es la voluntad de Dios y no se quiere hacer u obedecer, por la razon que fuere, y se sabe que Dios no acepta excusas.
2. Pecados de comisión. Bajo esta definición se agrupan todos los pecados que el hombre sabe que no debe hacer, pero los hace. Esta es transgresión abierta y deliberada. En ambos casos está implicado el conocimiento, o la posibilidad de adquirirlo ha sido descuidada deliberadamente. Sea como fuere, Dios se desagrada; hemos violado su ley y nuestros pecados permanecen.

Hay un texto que dice: Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Óseas 4: 6. este texto, sin embargo, se refiere a la ignorancia voluntaria: alguien que tuvo acceso a la voluntad de Dios mediante su palabra, pero que rehusó iluminar su corazón con el pretexto de que si sabia iba a ser tenido por responsable. Tal persona será considerada igualmente responsable.

Hay personas cuyas vidas están regidas por exigencias de orden social. No tienen dominio propio o fuerza de voluntad para ponerse del lado de la razón aunque se “desplomen los cielos”.

-Parece que usted no goza de mucha popularidad entre esta gente- le dijo alguien a un guarda que controlaba el acceso a un tren para ver si todos tenían boleto. Algunos pasajeros que no podían encontrarlo refunfuñaban, pero el guarda era inflexible: -Me tiene sin cuidado el que no sea popular entre esta gente. Lo que me interesa es gozar de popularidad ante mi jefe- Fue su respuesta.

Con un sincero propósito de hacerlo todo para la Gloria de Dios, avancemos con fe, sin vacilar, y andemos en la luz que tenemos, seguros que a medida que avancemos caerá nueva luz sobre nuestra senda. Y sepan todos los que nos ven que andamos en la luz.

Que Dios nos ayude

Reverendo Presbítero
Carlos Mario Marín O.

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Juan 9
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