Los Salmos de David
Metrificados en lengua castellana
por Juan LeQuesne (Deletreo moderno)
(en construcción)

Libro 1--Salmos 1-19 (primera hoja)
Salmos 20-36 (segunda hoja)
Salmos 37-41 (tercera hoja)
Libro 2--Salmos 42-72 (aquí)
Libro 3--Salmos 73-89

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SALMO 53  SALMO 54  SALMO 58  SALMO 67  SALMO 70


Quemadmodum defiderat ceruus.

Salmo XLII.

David ahuyentado de Jerusalén (o por la persecución de Saúl, o después por la de su hijo Absalon) declara cuan grave le sea su destierro, por el cual es estorbado de hallarse en las pías congregaciones en el Tabernáculo del Señor.

Al Vencedor. Maskil: a los hijos de Core.

Como el siervo por corriente
  De las aguas brama, así
Mi alma oh Omnipotente.
Oh Dios mío brama a ti,
Mi alma tuvo de Dios
Del Dios vivo sed, con voz:
¿Cuando pareceré mismo
Delante del Altísimo?

  Pan mis lágrimas de día
Y de noche me fueron:
Cuando, tu Dios cada día
Donde está me dijeron.
Acordando me yo pues
De estas cosas, cada vez
Sobre mí muy congojada
Mi alma fue derramada.

  Que en gran numero pasando
Hasta casa del Señor,
Yo los estuve guiando
Con alabanza y loor:
Con voz de alegría mas
Los encaminando en paz
Todos a Dios salmeando,
Y la multitud saltando.

  ¿Porque te abates mi alma,
Y bramas tu contra mi?
Espera a Dios, y le clama,
Porque aun le tengo así
De alabar y salmear,
y su Nombre confesar
Por las saludes constantes
De su presencia divina.

Dios mío en mi abatida
Mi alma está con afán:
Portando de ti (herida)
Desde tierra del Jordán;
Desde el monte de Mishar,
Y de Hermon se ha de acordar,
Abismo llama otro en males,
A la voz de tus canales,

  Sobre mi todas tus ondas
Y tus olas pasaron,
Sus misericordias hondas
De día, y más su canción
De noche, Dios, mandará
Conmigo, oración será
De mi alma entristecida
Al Señor Dios de mi vida.

  Diré a Dios, Roca mía.
¿Porque olvidado me has?
Porque andaré sin vía,
Triste, enlutado y sin faz
Por la muy grande opresión
De mis enemigos aun
De iniquidad obradores
Mis fuertes angustiadores.

  Muerte es en mis huesos, cuando
Mis enemigos me están
De palabras afrentando,
Y escarneciendo me van;
Diciendo me de alta voz
¿Dónde, dónde está tu Dios?
Cada día y cada hora
¿Dónde vive y donde mora?

  ¿Porque te abates, mi alma:
Porque bramas contra mí?
Espera a Dios, y le clama,
Porque aun le tengo así
De alabar y salmear,
Por las saludes que obrar
Quiso con el poder suyo
Antes de mí, que es Dios mío.

Iudicame Deus & discerne.

Salmo XLIII.

Parece ser este salmo añadidura del precedente. Es el mismo propósito, y por la misma ocasión.

  Júzgame, oh Omnipotente,
Pleitea mi causa y razón;
Contra toda inhumana gente,
Del perverso hombre e imprudente
Y del engañoso varón
Libra me Señor aun.

  Eres mi fuerza, oh Esforzado:
¿Porque pues desechado me has?
Porque andaré enlutado
Por la opresión del malvado
Enemigo varón sin paz
¡Que me persigue mas!

  Tu luz, y tu verdad envía:
Estas con gran seguridad
Me servirán ambas de gula,
Hasta tus tiendas, y hacia
El Monte de tu santidad,
Y de tu Deidad.

  De Dios al altar purísimo.
Al Dios de mi gozo entraré:
Altamente con arpa misma
Oh Soberano, oh Altísimo,
Oh Dios mío te alabaré,
Y te confesaré.

  ¿Porque te abates, mi alma,
Y porque bramas contra mí?
Espera a Dios, y le reclama,
Porque lo tengo aun con voz calma
De alabar, que es mi Dios de sí,
Y mi salud así.

Omnes gentes plaudite manibus.

Salmo XLVII.

Exhorta a todo el mundo a las alabanzas de Dios. Parece haber compuesto David este Salmo para que fuese cantado, cuando pasó el Arca de la casa de Obed-edom a la ciudad de David. 2 Sam. 6.

Al Vencedor: a los hijos de Core,
Salmo.

  Todos pueblos id.
Las manos batid:
Jubilad a Dios
Con alegre bozo
Porque Jehová
Muy Sublime está:
  Temeroso mas:
Rey grande ya jamás
Sobre la tierra es.
Bajo nuestros pies
Pueblos guiará,
Gente abajará.

  La nuestra heredad
De Jacob beldad,
Al cual él amó,
Él nos eligió,
Con trompeta, Dios
Subió, y con voz: .
  A Dios salmead,
Jubilad, cantad
A nuestro Rey pues,
Porque Dios Reyes
Del mundo: sabed
Cantad y entended.

  Sobre gentes aun
Y nueva dan
El Señor reinó:
Dios mas se asentó
En la majestad
De su santidad.
  Príncipes con paz
De los pueblos mas,
Todos se fueron,
Y se juntaron,
Y al pueblo ido se han
Del Dios de Abraham.

Porque del Señor,
Del mundo el honor
Escudos así,
Paveces de sí,
Todos están de él,
En salzado es él.

Deus Deorum Dominus loquutus.

Salmo L.

Introduce a Dios, que llamando a juicio a toda la tierra, singularmente examina la justicia de los de su pueblo: de los cuales a los ignorantes, empero dóciles, declara que su legitimo culto y del cual se agrada, no consiste en multitud de sacrificios: mas en reconocimiento fiel de sus beneficios, en obediencia de su Ley, y en invocarle en el tiempo de la necesidad. Empero a los impíos hipócritas reprende duramente, quitándoles la mascara de santidad, sacándoles al rostro su impiedad y vida corrupta, Suma: El legítimo culto de Dios es sacrificio de alabanza: y a este solo dice la promesa de la salud.

Salmo: a Asaph.

  El Señor Dios, Dios de dioses habló:
Desde el Oriente el mismo convocó
La tierra, hasta la parte Occidental,
De Sion monte, en beldad sin igual,
Resplandeció el Señor Dios, juzgando;
Nuestro Señor vendrá, y no callando:

  Delante de él fuego consumirá:
Y al derredor tempestad grande habrá.
De arriba irá los cielos convocar,
La tierra así, para justo juzgar
El pueblo suyo. Oh juntadme, diciendo,
Los que guardan mi concierto, ofreciendo.

  Y su justicia así los cielos pues
Denunciarán: porque Dios es juez.
Oye mi pueblo, y a ti hablaré:
Y contra ti mucho contestaré
Oh Israel, mi gente y pueblo mío,
Yo soy el Dios Altísimo, el Dios tuyo.

  Los tuyos pues sacrificios de paz
Reprender no quiero, siempre mas
Antes de mí tus holocaustos son.
No tomaré de tu casa en sazón
Becerro o buey, machos cabríos engordados,
Que están de tus apriscos ó ganados.

  Porque mía es toda bestia en verdad:
Ganados más míos a voluntad
Millares tengo. Y en cualquier rincón
Conozco yo las aves todas aun;
Del campo llano, y del monte y collado,
Las fieras mismas están a mi mandato.

  Si tuviere hambre a ti no lo diré:
Porque Señor soy del mundo, y seré.
¿Carne de buey tengo yo de comer?
¿O de macho cabrío la sangre mas beber?
Al Señor Dios sacrifica alabanza:
Paga al Señor tus votos con fianza.

  Invoca me cuando opresión habrás,
Librarte he yo, entonces me honrarás,
Y dijo Dios al malo sin parar,
¿Que tienes tú mis leyes que enarrar?
Y tomes aun mi concierto en tu boca
¿Muy desbocada insolente y muy loca?

  Aborreciendo el castigo, y ¿detrás
De ti echando a mis palabras vas?
Si a deshora al ladran muy cruel
Vías hurtar, tu corrías con él,
Imites lo: y con los adulteras,
Era tu parte, y Son tus compañeros.

  Tu boca en mal metías, sin bondad
Tu lengua así componía maldad,
Fraude y engaño. Y asentabas te
Para hablar contra el hombre de fe.
Hermano tuyo: e infamia ponías
Centra tu primo. Estas fueron tus vías.

  Mientras hiciste estas cosas, callé:
Pensabas pues porque yo no hablé.
¿Que como tú de cierto seria yo?
Argüir te he, quemada se te dio,
Y propondré delante de tus ojos,
Tu pravedad, y maldad con enojos.

  Ahora oíd, y todo esto entended,
Los que de Dios os olvidáis: y ved
Que sin merced no venga arrebatar,
Y no halláis quien os puede escapar.
Honrarás me loor sacrificando:
Y a tal seré la salud enseñando.


Quid gloriaris in malitia?

Salmo LII.

Los impíos calumniadores de la Iglesia, aunque por un poco de tiempo se les permita afligirla, serán postrados de Dios eternalmente. La Iglesia permanecerá verde para siempre en las alabanzas de Dios.

Al Vencedor: maskil de David. Cuando vino Doeg Idumeo, y denunció a Saúl, diciéndole, Vino David a casa de Ahimelech. 1. Sam. 22.

¿Porqué, poderoso, ó valiente,
Te alabas de maldad?
y ¿te glorias altamente
De tu iniquidad?
Cada día está del Señor
La bondad y favor.

  Agravios tu lengua maquina:
Engaño hace también
Como una navaja muy fina.
El mal aun más que el bien
Amaste: y la mentira, mas
Que hablar Justicia o paz.

  Palabras dañosas amaste,
Lengua engañosa. Así.
Para siempre, Dios, como hablaste,
Te postrará a ti.
De tu tienda te arrancará:
Y más te cortará..

  De la tierra aun de los vivientes
Te desarraigará.
Viendo lo los justos prudentes,
Cada uno temerá:
Y riéndose dirá de él,
He aquí es aquel.

  El que a Dios por su fortaleza
No puso, y su salud:
Mas confió de su riqueza
En la gran multitud:
Y esforzase en su maldad
Y mala voluntad.

  Mas de Dios, como verde oliva.
En la casa yo seré;
En la misericordia viva
De Dios yo confié
Eternalmente, y a jamás
Confiaré demás.

  Porque hiciste esta venganza,
Siempre te alabaré.
Tu nombre digno de alabanza
Oh Dios esperaré;
Porque es bueno delant de tus santos
Bueno, oh recto juez.

Dixit insipiens in corde suo.

Salmo LIII

Quejándose de la común corrupción del mundo, descríbela, y muestra sus fuentes que son locura y ateismo impío. De la cual empero Dios librará a los suyos.

Al Vencedor: sobre Mahalath, maskil: de David.

  El loco ha dicho en él su corazón.
No, no hay Dios: corrompieron sus vías,
Abominables son las obras suyas;
Y no está quien haga de afición,
Bien ni razón.

Del cielo Dios echó su vista en pos
De toda la tierra sobre los hijos de los hombres,
Si viere alguien con muy perfectos nombres,
Sabio, entendido, y templado en su voz
Que busque a Dios.

De voluntad todos declinaron,
Dañaron se a una, y juntamente
Corrompieron se verdaderamente
Y no está quien haga bien ningún,
No aun uno.

No supieron todos que obrán maldad,
Que como pan comen el pueblo mío?
Con todo pavor oh con el poder suyo
No curaron de invocar en verdad
La Deidad.

  Sin causa allí se sobresaltaron;
Dios esparció los huesos justamente
Del que se sentó contra tu campo y gente:
Vergüenza hiciste, y porque de Dios aun
Echados son.

  Quien de Sion la salud pues dará
A Israel? la cautividad cuando
Del pueblo suyo estará Dios tornando.
Jacob así Israel gozar se ha,
Y se holgará.

Deus in nomine tuo saluum me fac.

Salmo LIV.

Pide David favor contra sus enemigos. La ocasión está clara del titulo.

Al Vencedor: en Neginoth, Maskil de David. Cuando vinieron los ziféos y dijeron a Saúl, ¿No está David escondido en nuestra tierra?

  Sálvame en tu Nombre, oh Dios,
Júzgame con tu valentía.
Oye la suplicación mía,
De mi boca escucha la voz.

  Porque, oh Señor, contra mí
Extraños han se levantado,
Y fuertes mi alma han buscado:
Dios no han puesto antes de sí.

  El que me ayuda, Dios es;
Con los que sustentan mi vida
Dios es. El mal, que el nunca olvida,
A mis contrarios volverá.

  Corta los por tu verdad pues.
De voluntad sacrificando
Seré, y tu nombre alabando,
Oh Señor Dios, porque bueno es.

  Porque de angustia y de dolor
Me ha escapado; y sin duda,
Vieron mis ojos la venganza
Y en mis contrarios su furor.

Si vero vtique iustitiam loquimini.

Salmo LVIII.

Describe la perversidad de los malos jueces y senados. El castigo de Dios que les vendrá. La alegría de los justos, cuando verán su venganza.

Al Vencedor: No destruyas. Michtam de David.

  Oh Congregación, por ventura
Hijos de Adán justicia hablaís?
Rectamente en verdad juzgáis?
Antes, de corazón y cura
Obráis en tierra iniquidad:
Y pesaís violencia y maldad.

  Los impíos y malos llegando
De la matriz se extrañaron:
Desde el vientre mas erraron
Vana y loca mentira hablando,
Veneno tienen que igual pues
Al veneno de serpiente es.

  Como áspid sordo, que cierra
Su oreja, otra vez las dos:
Para que no oiga la voz
De los que encantan en la tierra.
Del docto y sabio encantador
De encantamientos, hacedor.

  En sus bocas quiebra sus dientes
Oh Dios: oh Señor quiebra mas
De los leoncillos sin paz
Las muelas fuertes y potentes.
Corran se como agua que está
Derramada, y de sí se va.

  Armen su arco, y sus saetas
Como quebradas estén se.
Como el caracol, vayan se,
Que se deslíe, y sin ver tetas,
Como abortivo de mujer:
El sol no alcancen de ver.

  Antes que vuestras ollas mismo
El fuego de espinas en sí
Sientan, así vivos, así
El Soberano, el Altísimo,
Con tempestad y sin favor
Los arrebate en su furor.

  Cuando viere el justo inocente
La venganza el se alegrará:
En la sangre se lavará
Del impío, y dirá, ciertamente
Para el justo frutos ay:
Y un Dios que en tierra juzga así.

Deus misereatur nostri.

Salmo LXVII.

Oración de la Iglesia por la propagación del Reino de Cristo en todo el mundo.

Al Vencedor, en Neginoth, Salmo de canción.

  De nosotros misericordia
Dios haya, y nos bendiga el ser:
Sobre nosotros en concordia
Su rostro haga resplandecer
Para que tu vía
En tierra nos guía
O Dios, con virtud,
Y que toda gente
Verdaderamente
Vea tu salud.

  Den te los pueblos alabanza,
Todos pueblos alaben te.
Todas gentes en confianza
Gócense, mas alegren se,
Todos pueblos cuando
Estarás juzgando
Con toda equidad:
Y en tierra aguardando,
Los pastoreando
Será tu bondad.

  Alaben te, oh Altísimo,
Y alaben te los pueblos aun.
Su fruto muy perfectísimo
Dará la tierra en su sazón:
El Señor Dios recto,
Nuestro Dios perfecto
Bendecirá nos.
Tema lo la tierra,
Y lo que ella encierra:
Bendiga nos Dios

Deus in adiutorium meum intende

Salmo LXX.

Pide ayuda contra los enemigos, los cuales serán confusos al fin: y los píos permanecerán en perpetua alegría y alabanzas de Dios.

Al Vencedor: de David, Para acordar.

  Para librarme, oh Señor,
Para ayudar me te apresura.
Los que buscan mi vida pura
Confusos y con deshonor
Sean todos avergonzados:
Y sean vueltos atrás
Los que quieren mi mal: y más
De todos sean deshonrados.

  Los que dicen hala, hala.
Sean vueltos y sin defensa
En pago, oh Dios, de su vergüenza.
Y alégrense, oh Jehová,
En ti los que te están buscando:
Y digan siempre en alta voz,
Engrandecido sea Dios,
Los que tu salud están amando.

Apresúrate, Salvador,
Yo soy pobre y menesteroso,
No te detengas, Piadoso.
Solo eres tú mi librador.

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Estos son los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, pero utilizando el deletreo moderno del castellano. Si quiere ver estos mismos Salmos con el deletreo antiguo, favor de ir a http://iglesiareformada.com/LeQuesne_Antigua_2.html