Los Salmos de David
Metrificados en lengua castellana
por Juan LeQuesne (Deletreo moderno)
(en construcción)
Libro 1--Salmos 1-19 (primera hoja)
Salmos 20-36 (segunda hoja)
Salmos 40-41 (aquí)
Libro 2--Salmos 42-72
Libro 3--Salmos 73-89

SALMO 40    SALMO 41

Expectans, expectavi Dominum

Salmo XL.

Declara David haber: te Dios socorrido en grandes tribulaciones para exhortar con su ejemplo a los afligidos, que pongan en él su confianza. En persona de Cristo (como interpreta el Apóstol Hebreos 10.5.) profetiza la abrogación de la Ley, y sacrificios, y declara cual haya de ser el culto propio del nuevo testamento, del cual Cristo fue el absoluto cumplidor. Ora por el perdón de sus pecados por el relajamiento de sus aflicciones por la confusión de sus enemigos, y por: la perpetua alegría de los píos.

Al Vencedor. Salmo de David.

Al Señor Dios pacientemente esperé;
Y de mi parte se inclinó
Mi voz y mi clamor oyó;
Y de un pozo de desesperación me sacó,
De un lodo cenagoso,
Y muy profundo pozo
El Señor me salvó;
Él ha puesto mis pies
Sobre peña. y después
Mi paso enderezó.

Nueva canción puso en mi boca, y voz
De alabanza, a nuestro Señor.
Verán muchos y con temor.
Esperarán en el supremo Dios:
Oh bienaventurado
El que muy confiado
En Dios solo está:
Que a los soberbios mas,
Mentirosos demás
Mirando no será.

Dios mío, oh Dios, maravillosos son
Tus hechos: y en tal multitud
Tu pensar y solicitud
Para con nosotros siempre fueron;
Que dichos y contados
Y de nos enumerados
Señor no pueden ser.
No te puede agradar
Sacrificio te dar,
Ni presente ofrecer.

Mas mis oídos horadado tú has:
Holocausto y expiación
Demandado oh Dios no has aun
Entonces dije, he aquí vengo en paz:
De mí está escrito
En el libro. Yo me incito,
Mas agradado me ha
Hacer tu voluntad:
Tu ley por tu bondad
En mi ánimo está.

( . . . )

Yo anuncié en gran congregación
Tu justicia: oh Dios he aquí
Mis labios no detuve así
Tu sabes lo. Y de mi corazón
En medio no he cierto
Tu justicia encubierto.
Tu fidelidad dije
Y salud: tu verdad
Y tu benignidad
A todos anuncié.

Tu Jehová no detengas de mí
Tus miseraciones. Demás
Guarden me siempre y jamás
Tu misericordia y verdad así.
Porque sin cuento males
Me han cercado iniguales:
Comprendido me han
Mis maldades hasta
Que verlas, Jehová,
Mis ojos no podrán:

Multiplicar mis maldades sentí:
Y más que los cabellos aun
De mi cabeza aumentaron,
Mi corazón me falla y duele en sí.
Quieras Potentísimo
Librar me, Altísimo
Pues apresúrate
El socorro me dar,
Y para me ayudar
Aparejado esté.

Sean a una en vergüenza sin igual
Confusos, los que buscan mas
Mi vida: así vuelvan atrás
Con vergüenza aun los que quieren mi mal.
Sean más asolados
En pago los malvados
Que afrenta me hicieron,
Los que hala, hala,
Aquí o a cuya
O Dios me dijeron.

Alégrense gozando en tu virtud
Todos los que buscan tu bozo ["o, tu rostro"]
Y diga siempre, El Señor Dios
Sea ensalzado, el que ama tu salud.
Pobre y menesteroso
Soy, mas el Poderoso
Dios de mí pensará:
Eres mi protector
Y mi libertador
No tardes, Jehová.

Beatus viro qui intelligit.

Salmo XLI.

David (según parece) habiendo experimentado en alguna enfermedad el consuelo de los píos, y la hipocresía de sus enemigos, profetiza bienaventuranza a los que ejercitaren caridad con el próximo afligido, especialmente de enfermedad. Describe la hipocresía con que era visitado de sus amigos fingidos y especialmente de su más familiar que era figura de Judas traidor, y pide a Dios salud.

Al Vencedor: Salmo de David.

O cuan feliz el que entiende leal
  Sobre el pobre en su mal:
Que en el día aun del mal diciendo está
  Libre lo Jehová.
Guarde lo Dios: vida Dios le dará,
Y dichoso estará,
Y a voluntad de sus contrarios mas
No lo entregarás.

Sobre su cama en dolorida voz
Sustentará lo Dios:
Su cama mas toda de enfermedad
Mullirás en verdad.
En mi dolor dije, Señor, así
Ten piedad de mí:
Sana mi alma, oh Señor Dios, porque
Contra ti yo pequé.

Hablando mal de mí, diciendo están
Mis enemigos aun,
Su nombre pues ¿cuándo perecerá?
¿Y cuándo morirá?
Si me venia alguno a ver, en sí
Mentira hablaba: así
Amontonaba el mal, para hablar,
Salido, y divulgar.


Todos los aun que me aborrecieron
Contra mí hablaron:
Y aun a mal para mí pensaron,
Y entre si dijeron.
Pecado grande y mortífero hiel
Ha se pegado en él:
Y el que cayó en cama, quedará,
Nunca levantará.

Aun el varón de paz mi familiar,
Que era de confiar:
El que mi pan comía, engrandeció,
Contra mí levantó,
El calcañar. Mas oh Dios, de mí ten
Misericordia, y ven
A mi ayuda, y haz me levantar,
Pues les he de pagar.

En esto, oh Dios, de cierto conocí
Como te agradé,
Que mi contrario aun no se huelgue
De mí, oh Jehová,
En mi bondad sustentado tu me has,
Y asentado a jamás.
Bendito el Dios de Israel, Amen,
De siglo en siglo, Amen.



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Estos son los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, pero utilizando el deletreo moderno del castellano. Si quiere ver estos mismos Salmos con el deletreo antiguo, favor de ir a http://iglesiareformada.com/LeQuesne_Antigua_1.html