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Los Salmos de David
Metrificados en lengua castellana
por Juan LeQuesne (Deletreo moderno)

Libro 1--Salmos 1-19 (aquí)
Salmos 20-36 (segunda hoja)
Salmos 37-41 (tercera hoja)
Libro 2--Salmos 42-72
Libro 3--Salmos 73-89
Libro 4--Salmos 90-106
Libro 5--Salmos 107-150

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Beatus vir qui non abiit

Salmo l.

El pío (cuyo perpetuo estudio es en la Ley de Dios) será eternalmente prosperado. El impío perecerá con todos sus caminos y empresas.

Feliz está ciertamente el varón
Que no anduvo en consejo o razón
De impíos; ni fue senda de pecadores,
Ni se sentó cerca de burladores.
Antes en Dios su voluntad aurá:
Y día y noche en su ley pensará.

Y como árbol muy hermoso será
Plantado junto a arroyos; que da
Siempre su fruto en su tiempo oportuno:
Cuya hoja así no cae en día alguno,
Y todo lo que tal varón hará,
Florecerá siempre y prosperará.

Los malos no: sino semejarán
El tamo al viento. Y no levantarán
Impíos por tanto en juicio llamados:
Ni malos aun, con justos congregados.
Porque conoce el justo, Jehová,
Y el reprobado en fin se perderá.


Quare fremuerunt gentes

Salmo II.

Todos los consejos y consultas de los poderosos de la tierra contra Cristo y su glorioso Reino serán frustrados, y el Reino de Cristo permanecerá para siempre.

  Las gentes pues ¿porque se amotinan,
Y piensan mas los pueblos vanidades?
Los reyes aun de la tierra estarán,
Príncipes mas consultarán maldades
Contra el Señor, y su Ungido amado.
Sus coyundas rompamos: dijeron,
Y que su cuerda y yugo sea echado
Fuera de nos otros, concluyeron.

  Mas el Señor, de ellos se burlará:
Y reirá el que mora en los cielos.
Con su furor entonces hablará,
Conturbará los con su ira a ellos.
Y les dirá, mi Rey yo he ungido
Sobre Sión monte de Santidad.
Diré de Dios el decreto: y me ha sido,
Hoy te engendré, tu mi hijo en verdad.

  Demanda me, y por tu heredad
Yo te daré las gentes, y sin yerro,
Poseerás la tierra en majestad.
Quebrantarás los con vara de hierro;
y como así el vaso del ollero
Desmenuzar los haz. Reyes oíd,
Jueces mas de todo el mundo entero.
Ahora pues el castigo admitid.

  Al Señor Dios servid con gran temor,
Y con temblor servid en alegría,
Besad al hijo, y buscad su amor,
Para que no se enoje, y de esta vía
No perezcáis, de su gracia privados:
Cuando encendiere en breve suyo aquel
Furor terrible, o cuan aventurados
Son todos los que confían en él.

Domine, quám multuplicati sunt.

Salmo III.

David acosado de muchos y fuertes enemigos domesticas, en Dios se promete cierta victoria. Es figura del estado de la Iglesia en el mundo, de sus persecuciones, de su confianza y de sus victorias.

Salmo de David: cuando huía de delante de Absalón su hijo. Sam. 15:24

  O Cuanto sin razón,
Mis enemigos son
Señor, multiplicados!
Muchos en cantidad
Están sin equidad
Contra mí levantados.
  Muchos dicen de mí,
Para él mas no hay
En Dios salud expresa.
Mas tu eres, Señor,
Mi paves mi, honor
Y el que alza mi cabeza.

  Con mi voz yo clamé
Al Señor, y llamé,
Y él ha me respondido
Desde el monte en verdad
De su gran santidad:
Y más favorecido.
  Yo luego me acosté
Dormí, y desperté:
Porque me ha sustentado,
Gentes no temeré
A millares, seré
En saluo aunque cercado.

  Señor, levántate,
Dios míos sálvame:
Porque mis adversarios
Herido todos has
En la quijada: y más
De los malos contrarios
  Los dientes y terror
Quebrantaste en furor.
Señor, que señorea,
De ti es la salud:
Sobre tu multitud
La tu bendición sea.

Quum inuocarem exaudiuit me.

Salmo IV.

Llama a Dios en su aflicción. Corrige a sus perseguidores y llámalos a penitencia. Declara que la verdadera felicidad es estar en gracia de Dios.

Al Vencedor, en Neginoth, Salmo de David

  Responde, o Dios de mi justicia:
Cuando clamando llamo a ti:
Tu me ensanchaste: oye y propicia.
Mi ruego a ti venga a noticia.
Ten misericordia de mí.
¿Hasta cuando o hijos de hombre
Mi gloria infamar volveréis?
¿Hasta cuando amaréis el nombre
De vanidad? ¿y más la cumbre
De mentira así buscaréis?

  Sabed pues que el Señor ha hecho,
Para si al pío apartar:
Óyeme Dios cuando del pecho
A él solo mi clamor echó.
Temblad, y guardad de pecar:
Hablad en vuestros corazones,
Sobre vuestra cama, y callad.
Y sacrificad puros dones
De justicia, o malos varones,
Y en el Señor Dios confiad.

  Muchos dicen, quien el gran gozo.
Y ¿quien el bien nos mostrará?
Mas de tu rostro glorioso
Sobre nosotros en reposo
Alza la luz, o Jehová.
Mi alma más alegre ha sido,
Que ellos cuando multiplicar
Grano y mosto suyo han sentido.
En paz me acostaré, dormido,
Solo me harás confiar:

Verba mea auribus percipe.

Salmo V.

Oración de David contra los impíos, mentirosos, calumniadores, homicidas, a los cuales denuncia cierta perdición e ira de Dios. Los píos se gozarán del castigo de los impíos.

Al vencedor, sobre Nehiloth, Salmo de David.

  Entiende mi dicho, o muy pío,
Mi palabra escucha; Señor:
Está atento a mi clamor,
Porque orar a ti porfía
    Rey y Dios mío,

  Mi voz será al alba oída
De ti Señor, cuando oraré:
De mañana a ti estaré
Presentando me, y cumplida
    Buscando vida.

  Porque no eres Dios que quieres
La maldad y la iniquidad:
Cabe ti el malo en verdad
No habitará, con placeres
     En sus poderes.

  Los locos con sus necedades
Antes tus ojos no serán.
Aborreciste los que obran
Los caminos de iniquidades,
    Y de maldades.

  Destruirás con su aliento
Al que con mentira hablará
El Señor abominará
Todo varón sanguinario,
    Y el fraudulento.

  Mas yo en tu misericordia
En tu casa santa entraré:
Hacia el santo templo adoraré.
Con tu temor, con tu concordia
Veré tu gloria.

( . . . )

  En tu justicia sé mi guía.
O Dios, a causa y por razón
Delos mis enemigos; aun
Endereza ante el alma mía
Tu senda y vía.

  Rectitud en su boca cierto
No está: lisonjeros son:
Pravedades su corazón:
Su garganta, como un desierto,
Sepulcro abierto.

  Caer de su consejo hacedles.
Asuela los con tu virtud,
Lánzalos por la multitud.
De sus males; Señor perdedles
Como rebeldes.

  Y los que en ti están esperando
Se alegrarán, y por jamás
Jubilarán: cubrirlos has.
y estarán en ti alegrandose
Tu nombre amando.

  Porque, o Dios, con providencia
Al justo tu bendecirás:
Como un pavez lo cercarás
De gracia y de benevolencia.
Por tu clemencia.

Domine, ne in furore tuo.

Salmo VI.

David enfermo de grave enfermedad, conoce ser afligido de la mano de Dios por sus pecados: y pide misericordia.

Al Vencedor, en Neginoth sobre Seminith, Salmo de David

  A mis lloros atiendas.
y no me reprendas
Señor con tu furor,
Mi alma no fatigues,
Mi falta no castigues
Con tu ira, Señor.

  Casi soy debilitado,
De mí en tal estado
Misericordia ten.
Sana me porque esos
Señor, mis pobres huesos
Conturbados están.

  Mi alma a congojada,
Muy atemorizada,
y conturbada ved:
O Señor, ¿hasta cuando
Detendrás me esperando
El socorro y merced?

  Vuelve la cara tuya,
Escapa el alma mía,
O Señor salva me
Por tu misericordia;
Haga me ver tu gloria
Y clemente seme.

  Casi de ti en la muerte
O poderoso y fuerte,
Memoria no está:
En el sepulcro oscuro,
Y monumento impuro
¿Quién pues te alabará?

(. . . )

  Con mi gemido y llanto,
He trabajado tanto
Que mi cama nadar
En mis lagrimas hago:
Deslió mi estrado
Toda noche en llorar.

  Mis ojos carcomido.
Y más envejecidos
De descontento son,
En ver los burladores,
Y mis angustiadores
Burlarme sin razón.

  O todos obradores
De iniquidad y errores
De mí aparta os:
Porque ha entendido
El Señor, y aun oído
De mi lloro la voz.

  El Señor conmovido,
Mi oración sentido,
Desde los cielos ha,
Mi ruego ha recebido
Y lo que le pido
Otorgado será.

  Serán avergonzados,
Todos mucho turbados
Mis contrarios serán
Y confusos sin hito
Volverán y súbito
Mas se avergonzarán

Domine Deus meus in tesperaui.

Salmo VII.

Invoca David el favor de Dios contra las calumnias de Semej o de Saúl, como otros entienden. Y purga su inocencia contra ellas. Exhorta a sus perseguidores a penitencia. Descubre sus malos intentos y denúnciales la ira de Dios, y el castigo que les espera.

Sagayon de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus hijo de Benjamín.

  Dios mío en ti he confiado:
De los que persiguen mi lado
Sálvame y escapa Señor.
Porque mi alma en furor
No arrebate, y me dé caza;
Como el león que despedaza,
Y no haya por mas que obrar
Quien de ellos me pueda librar.

  O Dios mío, si hecho he esto;
Y en mi mano iniquidad puesto;
Si di mal pago al bienhechor,
A sí mismo a mi perseguidor
No salvé. Sea perseguida
Mi alma y la alcance; y mi vida
Pise en tierra, y a mi honor
Ponga en el polvo sin favor.

  Con tu furor, o Altísimo,
Levántate, alzate mismo
Por las iras y enemistad
De mis contrarios, despertad
Para mí, el justo juicio
Tu mandaste, el decreto tuyo
Según tu ley en ellos pon
O Señor, en ejecución.

  Y de pueblos ayuntamiento
Te rodeará, muy contento,
Por causa de el vuelve te pues
En alto así como juez.
El Señor juzgará a la gente:
Según mi justicia, o Potente,
Juzga me, sobre mí lanzad
Conforme a mi integridad.

  Tú que pruebas los corazones,
Tú que escudriñas los riñones,
Tú Dios justo enhiesta al fiel,
Y consuma al malo infiel.
Dios es mi escudo en efecto,
El que salva al corazón recto.
Es él que al justo juzgará,
Y Dios que siempre se airará.

  Si no se volviere, acerada,
Él amolará su espada,
Su arco ya armado el ha,
Y aparejado lo tendrá.
Armas de muerte ha fabricado
Para el malo, y más labrado
Sus saetas para el tal
Que me persigue y quiere mal.

  He aquí parto dolorido
De iniquidad el ha tenido,
Pena y trabajo concibió,
Y vana mentira parió.
Un pozo grande él ha cavado,
Y con su maldad ahondado,
Mas en la fosa que él hará
El mismo preso caerá.

  Su trabajo le será vuelto,
y sobre su cabeza puesto,
Sobre su mollera verá
Que su agravio bajará.
De el Señor pues, y a su noticia,
Conforme a su recta justicia,
Al nombre santo cantaré,
Y al Altísimo alabaré.

Domine, Dominus noster.

Salmo VIII.

Dios, en todo lo que ha creado, se muestra digno de suma alabanza. Singularmente por la grande dignidad en que ha puesto al hombre.

Al Vencedor, sobre Gitthith, Salmo de David.

O Señor nuestro en potencia fecundo,
Cuan grande está tu nombre en todo el mundo,
Que tu loor y alabanza jamás
Puesto, o Señor, sobre los cielos has.

  Del mas chiquito y boca del mamando,
La fortaleza estuviste fundando:
Para hacer al contrario cesar,
Y al que se venga el coraje bajar.

  Cuando contemplo, y tus cielos rodeo,
Obra Señor, de tus dedos, y veo
La luna clara, y estrellas así
Que compusiste: entonces digo así

  El hombre ¿que es? ¿que de él tengas memoria,
Y cuides de él? De hermosura y de gloria
Lo coronaste: hiciste Señor,
Y un Ángel un poco inferior.

  Señorear las obras de tus manos
Hicístelo: todas razas humanas
Debajo de él tu sujetaste, pues
Todo pusiste abajo de sus pies.

  Oveja y buey, ansi mismo todo eIlo.
Bestias del campo: y las aves del cielo,
Y de la mar los peces par a par,
Y lo que va por sendas de la mar.

  O Señor nuestro, y como justamente
Grande, perfecto, admirable, excelente
El nombre tuyo es, ha sido y será
En todo el mundo, y permanecerá.

Confítebor tibi domini in toto.

Salmo IX.

Hacimiento de gracias al Señor, por la victoria habida de graves enemigos y por haber tomado la defensa de los suyos. Pide continuación del mismo favor contra los enemigos que restan. Es Salmo de David en nombre de toda la Iglesia de los píos, que nunca está en el mundo sin tales enemigos, ni sin la experiencia de tales victorias.

Al Vencedor: sobre Muth-laben. Salmo de David.

  Al Señor Dios alabaré.
Tus maravillas contaré;
Y con todo el corazón mío
Confesaré el poder tuyo.

  En ti solo me alegraré,
Me gozaré, y cantaré
Para siempre perfectísimo
Al nombre tuyo, o Altísimo

  Por haber sido puesto en paz.
Y mis enemigos atrás
Vueltos: caerán y a la clara
Perecerán ante tu cara.

  Porque hecho mi juicio has:
Y mi causa tomaste: mas
Sentaste te por su noticia
En silla juzgando justicia.

  Reprendiste en tu furor
Gentes, y al malo y malhechor
Eternalmente destruiste,
Y de ellos el nombre raiste.

            ( . . . )

  O enemigo corazón,
Para siempre y jamás son
¿Los de los pueblos asolados,
Asolamientos acabados?

  Y las ciudades con verdad
Que derribaste en gran maldad
¿Perecida sin fama y gloria
Con ellas está su memoria?

  Pero, Jehová quedará
Para siempre, y más estará
Para juicio componiendo
Su silla, y su trono adornando.

  Y con justicia que el hará
El mundo entero juzgará,
Y con rectitud juntamente
Juzgará todo pueblo y gente.

  Y será refugio el Señor,
Al oprimido en su dolor,
Refugio en el tiempo oportuno
En angustia de cada uno.

               ( . . . )

  Y en ti, Señor, confiarán
Los que tu nombre alto sabrán,
Porque los no desamparaste
Que te buscaron, mas amaste.

  Cantad con muy grande atención
Al Señor que habita en Sión:
Notificad las obras suyas
En los pueblos y sus glorias.

  Porque en demandándole
La sangre justa, acordase
De ellos: y nunca ha olvidado
Del pobre el clamor lastimado.

  Ten misericordia de mí
Mira lo que padezco así
Tu que me ensalzas o muy fuerte,
De las puertas de dura muerte.

  Porque en las puertas canté
De Sion, y todas conté
Tus alabanzas: confiado,
En tu salud he me gozado.

  Y las gentes se hundieron
En la fosa que me hicieron:
En la red su pie muy osado
Que escondieron mas fue tomado.

               ( . . . )

  Conocido fue Jehová,
En el juicio que hecho el ha:
En las obras pues de su mano
Fue enlazado el inhumano.

  Al sepulcro se volverán
Los malos: y perecerán
Todas la gentes así mismo
Que olvidanse del Altísimo.

  Mas el pobre que clamará
Olvidado nunca será:
Ni perecerá sin holganza.
De los pobres la esperanza.

  Levántate, o Señor, aun
No se fortalezca el varón.
Delante de ti, o Potente,
Sea juzgada toda gente.

  Pon, o Altísimo Señor,
En sus corazones temor:
Conozcan las gentes sus nombres
Y que ellos no son sino hombres.

Domine, vt quid recessisti.

Salmo X.

Quejase la Iglesia de los píos a Dios, de que consienta a los impíos afligirla tanto tiempo, y con tanta licencia, cuyo ingenio pinta con sus vivos colores. Pide que apresure la defensa.

¿Porque de nos estás lejos, Señor?
¿En tiempo de la angustia escondiste?
Con arrogancia el malo y con furor
De perseguir al pobre esfuércese:
En la maldad perversa tómese
De su consejo y pensamiento suyo,
Lo que pensó sobre el caiga en juicio.

Por cuanto el malo alabando se está
De su deseo: y más diciendo bien
De el avaro aun, blasfema a Jehová,
Por la altivez de su rostro también
Soberbiosísimo; El malo con desdén
No busca a Dios, menos sus mandamientos,
Y no hay Dios en los sus pensamientos.

  Sus vías van prosperando a jamás:
Altura ante él los tus juicios son:
En todos sus enemigos de mas
Resopla. Y dice el en su corazón,
En ningún tiempo en ninguna sazón
Yo no seré de mi poder movido,
Porque en mal nunca fue ni ha sido.

  De maldición, de engaño y fraude pues
Hinchió su boca: y molestia y maldad
Debajo mas de su lengua siempre es.
Al pobre asecha en toda pueblo.
Su muerte empolla, y mata o cruel dad!
Al inocente escondrijos buscando,
Sus ojos son contra el pobre mirando.

                           ( . . . )

  Como el león desde su cama: así
Muy encubierto asecha sin merced:
Para el pobre arrebatar: así
Lo arrebata y lo trae en su red.
Recogese, bajase con sed
De arremeter: cae a veces diversas
Gran multitud de aflictos en su fuerzas,

  Diciendo, Dios ha olvidadose,
El ha su rostro encubierto en verdad,
Nunca lo vida. O Dios levántate,
Alza tu mano, y tu benignidad
No olvídese del pobre y su bondad,
Porque ensaña el malo al Altísimo?
No buscarás, dijo él. en sí mismo.

  Visto lo has: porque tu miras cual
Es el trabajo, la angustia y dolor
Para juzgar en tus manos su mal:
El pobre a ti se remite, Señor,
Al huérfano tu fuiste ayudador,
Quebranta el brazo y fuerza del nefando,
Destrúyalo sus maldades buscando.

  El Señor, es Rey eterno y jamás,
Las gentes aun destruidas fueron
De tierra suya. O Dios oíste mas
Del pobre humilde el deseo en sazón:
Dispones siempre el suyo corazón,
AIzas así sus ruegos en los cielos,
Y tu oreja atenta haces a eIlos.

  Para juzgar con toda rectitud
Al pobre simple, y huérfano leal:
El terreno hombre entonces sin virtud
No volverá mas a hacerles mal.


In Domino confido.

Salmo XI.

David echado de las comunes congregaciones de los píos por la persecución de Saúl, se consuela con fe, entendiendo que Dios ve su causa y vengará su inocencia. Parece ser el fundamento del salmo lo que dijo a Saúl, ¡ay! me han echado porque no habité en la heredad de Jehová diciendo, ve sirve a los dioses ajenos. 1 Sam. 26.19.

Al Vencedor: de David.

  En el Señor, pues heme confiado,
¿Cómo decís, como ave así huid
De vuestro monte? He aquí que flechado
Los malos han el arco: y con ardid
Sobre la cuerda han sus saetas puesto,
Para herir en oculto, y sin lid
Al hombre justo y de corazón recto.

  Las redes cierto y fundamentos mismo
Rotas son, y derribados: mas
¿Que ha hecho el justo? Al cielo el Altísimo
Tiene su templo y su trono a jamás:
Donde él contempla, y prueban sus párpados
Al hombre malo, y al hombre de paz,
Para juzgar con ira a los culpados.

  El Señor Dios, al justo y recto prueba,
Y al que rapiña ama y mal, condenó,
Llover hará sobre los que reprueba,
Fuego, y azufre, y viento esto ordenó
Por su bebida y por su parte clara.
Porque Dios justo a la justicia amó,
Y mirará por el recto su cara.


Saluum me fac Domine.

Salmo XII.

Pide el socorro de Dios contra ela disminución de la Iglesia y la multiplicación de los impíos, cuyo ingenio describe. Confortase en fe contra esta tentación, asegurándose que Dios mantendrá su palabra, y conservará su Iglesia.

Al Vencedor: sobre Seminith: Salmo de David.

  Salva, o, Señor, porque los rectos nombres
Se acabaron de justicia, y bondad:
De entre demás los hijos de los hombres
Fenecieron los que aman la verdad.

  Con su prójimo habla mentira vana
Cualquier que sea, lisonjeros mas son
Sus labios siempre, y su lengua inhumana
Aun con doblez habla de corazón.

  Tale Señor, los labios lisonjeros,
Cuyo el hablar es en lisonjear:
La lengua mas que habla con halagos
Honra y grandeza, y ama el desear.

  Que dijeron, por nuestra lengua y canto
En gran poder prevaleceremos:
Nuestros están nuestros labios, con tanto
¿Quien Señor es de nos? ¿qué tememos?

  Por el clamor de los menesterosos,
Dice el Señor, yo me levantaré:
Y al oprimido y pobres muy penosos
Que enlaza el impío, en salvo mas pondré.

  Del Señor Dios, la palabra formada,
Palabra es limpia, y muy pura su voz:
Como la plata en horno refinada
Colada por siete veces de nos.

  Tu guardarás para siempre los tuyos
De aquella, o Dios, mala generación:
Cercando van: mientras los hijos tuyos
Viles con mal muy exaltados son.


Vsquequo Domine.

Salmo XIII

Oración de un ánimo largamente batido de la tentación, empero confiado de Dios.

Al Vencedor: Salmo de David.

  Hasta cuando. Señor, de ti
Para siempre seré ansi
Olvidado, humilde esperando
Tu benignidad: hasta cuando
¿Tu rostro esconderás de mí?

  ¿Hasta cuando conturbaré?
¿Perplejo en mi alma estaré?
¿En ansia seré detenido?
¿Y hasta cuando enaltecido
El malo sobre mi veré?

  ¡Mira a mi gemido, y clamor,
Oye me dé gracia, Señor,
Alumbra mis ojos, muy fuerte!
Para que no duerma de muerte,
El sueño lleno de dolor.

  Porque mi enemigo así
No diga, pues yo lo vencí:
Que no se alegren mis contrarios,
Mis enemigos y adversarios,
Si resbalare ante ti.

  Mas confiado, en tu salud
Se alegrará con rectitud
Mi corazón. Al Altísimo
Cantaré: porque hecho mismo
De bienes ha mi multitud.

Dixit insipiens in corde suo.

Salmo XIV.

Quejándose de la común corrupción del mundo, destrúyela, y muestra sus fuentes que son locura y ateísmo impío. De la cual empero Dios librará a los suyos.

Al Vencedor: de David.

  El loco vil dice en su corazón.
No, no hay Dios. Corrompieron sus vías,
Abominables son las obras suyas:
Además no hay quien haga de afición
Bien ni rasan,

  Del cielo, Dios, echó su vista en pos
Toda la tierra, y hijos de los hombres,
Si viere algún con muy perfectos nombres,
Sabio, entendido, y templado en su voz
Que busque a Dios.

  De voluntad todos declinaron,
Dañaron se a una y juntamente
Corrompieron sus vías ciertamente,
Y no está quien haga bien ningún,
No hasta un.

  No supieron todos que obran maldad
¿Que como pan comen el pueblo mío?
Y con hervor de todo el poder suyo,
No cuidaron de invocar en verdad.
La Deidad.

  De espanto allí temblarán con temor:
Porque Dios es con el justo y perfecto.
Burláis del pobre y su consejo recto,
Por cuanto está su confianza en el Señor,
En su clamor.

  ¿Quien de Sión la salud pues dará
A Israel? la cautividad cuando
Del pueblo suyo estará Dios tornando:
Jacob, así Israel gozarse ha,
Se alegrará.

Domine, quis habitabit.

Salmo XV.

Declara los frutos de la verdadera Justicia. Son marcas y notas de la verdad era Iglesia. cuyo asiento es eterno.

Salmo de David.

  O Señor, quien habitará
En el Tabernáculo tuyo
¿Quien por gracia residirá
En tu Santo monte, y será
Tan digno, aventurado, y pío?

  El que anda en toda integridad,
Y justo siempre obra justicia,
Habla en su corazón verdad:
Y el que con su lengua en maldad
No revolvió por su malicia.

  Ni hizo a su prójimo mal
Ni ha vergüenza levantado
Contra su cercano ó igual.
En sus ojos el mundanal
Y vil está menos preciado.

  Y a los que temen al Señor,
Honra, y los está alabando:
Y el que es fiel en cumplir
Su juramento sin temor
Aunque en daño suyo guardando

  Quien a usura no dará Dinero,
Y contra el inocente
Cohecho mas no tomará.
El que estas cosas pues hará.
No resbalará ciertamente.

Conserua me Domine.

Salmo XVI.

Invoca a Dios protesta ser Jehová todo su bien. renunciado todos falsos dioses. Al cual solo dará todo espiritual culto: y de quien espera verdadera redempcion de la muerte. Es profecía ilustre de la Resurrección del Señor.

Michtham: de David

  Conserva me, ó Dios por tu favor,
Porque en ti siempre he me confiado.
O Alma mía al Señor di, Señor
Eres mi bien y mi Dios esforzado:
De mi ó Dios algún bien no detengo,
Allende mas de ti otro no tengo.

  Mi voluntad toda a los santos he,
A los que, tras otro dios van corriendo
Multiplicar sus dolores veré:
Su libación de sangre aborreciendo
No tocaré. que ofrecen tales hombres,
Ni tomaré por mis labios sus nombres.

  Del vaso mío y de mi heredad
Dios la porción, sustentarás mi fuerte,
Cayeron me las cuerdas en verdad
En un lugar deleitoso y muy fuerte:
Tal heredad para mí ciertamente
Hermosa fue así mismo excelente.

                       (. . . )

  Al Señor Dios que me aconseja bien:
Bendeciré: aun en las noches mismas
Enseñan me mis riñones también.
Antes de mí he siempre el Altísimo:
Porque siendo el a mi diestra aguardando
No estaré conmovido o temblando.

  Alegró se mi corazón así,
Y gozose mi gloria: y más segura
Reposará mi carne en paz. Así
No dejarás mi alma limpia y pura
En el sepulcro: y no darás que sea,
Que corrupción tu santísimo vea.

  Hacer tu me has ó Señor Dios saber
Tu senda recta, y de vida la vía:
Casi con tu rostro está, y suele haber
En abundancia hartura de alegría:
Y en ti solo aun por felicidad nuestra
Deleites hay para siempre en tu diestra.

Exaudi Domine iustitiam.

Salmo XVII.

Oración de David y de toda la Iglesia, en que afirma su inocencia con el testimonio de Dios contra las calumnias de los perseguidores: y le pide favor contra su violencia.

Oración de David.

  Está atento a mi clamor;
Oye mi justicia y derecho:
Mi ruego escucha que está hecho
Sin labios de engaño, ó Señor.
De delante tu rostro salga
Mi juicio: y la rectitud
De mi causa, por tu virtud,
Ve con tus ojos, y me valga.

  Has probado mi corazón,
Y de noche has tu visitado:
Refinaste me, y hallado
No has en mi maldad: lo que aun
Pensé, no pasó boca mía.
De obras humanas me guardé,
Yo por tu ,palabra observé
Del violento la mala vía.

  Porque no resbalen mis pies,
Mis pasos sustenta en tus sendas
Por cuanto ó Señor tu me entiendas,
Te he invocado, oye me pues,
Y tu oreja a mí inclina.
Haz admirable tu bondad,
Salvador de él con fidelidad,
De quien contra ti se amotina.

               (. . . )

  O Altísimo guarda me
Como la niñeta del ojo;
Con la sombra limpia de enojo
De tus alas esconde me,
De delante los malhechores,
Y malos que me oprimieron:
Y de los que me cercaron
Por la vida; mis destructores.

  Con su grosura cerraron,
Su boca habla soberbiamente.
Y nuestros pasos ciertamente
No han cercado: y miraron
Para derribar nos sin pieza
Parecen al león cruel,
Y al leoncillo que es tras el
Escondido es echando presa.

  O Señor Dios, levántate,
Anticipa su faz, postralo:
Escapa mi alma del malo
Con tu cuchillo: y salva me
De los varones con tu mano,
Varones del mundo, Señor
Cuya parte es fasto y honor
En esta vida, y curso humano..

  Y cuyo vientre hinches de más
De tu riqueza: y con aquella
Hartan sus hijos, y el resto
Dejan a su familia en paz.
Mas en rectitud y justicia
Yo tu rostro y cara veré.
Despertando me, hartar me he
A tu semejanza y noticia.

Diligam te Domine.

Salmo XVIII.

Cántico de David en que da gracias al Señor, por haber le librado tantas veces de mano de sus enemigos, y por espíritu de Dios, profetiza la venida de los gentiles a la suerte del pueblo de Dios.

Al Vencedor: del siervo de Jehová, de David, el cual habló a Jehová las palabras de este cántico el día que lo libró Jehová de mano de todos sus
enemigos, y de mano de Saúl, y dijo.

Dios, amarte he de afición, fuerza mía.
El Señor es roca mía, mi vía,
Castillo mío, y mío escapador,
Mi Dios, mi fuerte, y mío salvador:

  Confiarme he en él. Es mi escudo,
De mi salud el cuerno más agudo,
Refugio mío. A Dios invocaré
Muy alabado, y salvo yo estaré
De mi contrario enemigo muy fuerte.
Cercaron me los dolores de muerte.
Y arroyos mas aun de perversidad
Temor en mi pusieron en verdad.

  Dolores mas del sepulcro mi vida
Rodearon: lazos de muerte a vida
Previnieron y anticiparon me.
En mi angustia a Jehová llamé,
Y a Dios clamé: desde su Templo santo
Oyó mi voz, y mi clamor por tanto
Delante de él en su presencia entró,
Y su oreja aun mismo penetró.

  Fue conmovida y más tembló la tierra:
El fundamento y de monte y de sierra
Se estremeció así se removió,
De gran temor porque él, se enojó.
En su nariz humo subió, y fuego
De boca suya, airado, quemó luego:
Tan gran furor estaba pues con él
Que encendieron se carbones aun del.

  Él abajó los cielos muy bajo,
Y descendió: escuridad debajo
De sus pies donde estaba, y cabalgó
Un querubín muy veloz, y voló:
Sobrevoló el viento más ligero.
Tinieblas puso en su escondedero:
Nubes del cielo, aguda escuridad,
Al derredor de su divinidad.

  Del resplandor de ante de sus alturas
Se pasaron estas nubes oscuras:
Fuego y granizo en la tierra ordenó.
El Señor Dios en los cielos tronó,
Y dio su voz muy alta el Altísimo:
Granizo y fuego. Echó sus flechas mismo,
Y con furor relámpagos lanzó,
Destruyólos, y los desbarató.

  De tu nariz por el soplo del viento,
O Señor Dios, de este mundo el cimiento
Descubrióse; por tu reprensión,
Del agua las honduras se vieron,
Desde lo alto envió, ha me tomado, y
Y de las muchas aguas me ha sacado.
De mis contrarios fuertes me escapó,
Aunque ellos más fuertes eran que yo.

  En el día aun de mi quebranta miento
Previnieron me: mas en un momento,
El Señor Dios me fue por protector;
Y me sacó de anchura el Señor:
Él libró me, porque bien me quería,
Conforme mas a la justicia mía.
Y pureza de mis manos me dio.
El Señor Dios, y cierto me volvió.

  Porque guardé del Señor el camino:
Y con mi Dios, y su culto divino
No maleé nunca mi corazón.
Todos siempre aun sus juicios fueron
Ante de mí, y en los mis pensamientos:
Y no eché de mí sus mandamientos.
Y fui con el perfecto en voluntad,
Guardándome limpio de mi maldad,

                             ( . . . )

  Pagó me Dios conforme a mi justicia;
Conforme mas que él tuviere noticia
De pureza en mis manos me hará
El Señor Dios, y cierto me dará.
Con el varón perfecto muy perfecto
Serás Señor: y con el recto recto.
Limpio con limpio, y perverso serás
Con el perverso, al cual tu pagarás.

  Tu salvarás al pueblo humilde: y vivos
Humillarás a los ojos altivos.
Mi lámpara por tanto alumbrarás:
Mas alumbrar mis tinieblas harás.
Porque deshice ejércitos contigo:
y muros aun asalté, Dios conmigo.
Su camino es perfecto del Señor.
Y su palabra afinada en valor.

  A todos los que en él han sí fianza
Escudo es él, y segura esperanza.
Porque, ¿que Dios fuera de Dios está?
Y ¿que fuerte es fuera de Jehová?
Dios, que me ciñe y de fuerza y de efecto:
Que mi camino ha hecho muy perfecto.
Que como pies de cierva hizo mis pies;
Y sobre mis alturas estar pues.

  Que enseña mas a batallar mi mano;
Tanto que puedo aun con mi brazo humano
Quebrar de acero el arco a cada vez.
De tu salud diste me el paves;
Sustentará me tu diestra y tu nombre,
Multiplicar me ha tu gran mansedumbre.
Bajo de mí mi paso ensancharás;
Y mi rodilla, ó Dios, afirmarás.

(. . . )

  Perseguiré a todos mis contrarios,
Y alcanzaré los, y estos adversarios
Hasta acabar todos no volveré.
Y no podrán tanto herir los he
Levantarse; y caerán vencidos.
Debajo mas de mis pies abatidos.
Ceñiste me dé fuerza, y los sin paz
Bajo de mi agobiaste de más.

  Y diste me la cerviz de los míos
Contrarios aun con los poderes suyos:
Y destruí a los que odiaron.
Clamaron, mas nunca ellos tuvieron
Quien los salvase: y mismo al Altísimo
Clamaron, y no los oyó mismo.
Y ansi que polvo al viento los molí,
Y cómo lodo en la calle esparcí.

  Libraste me de contienda pueblera,
Pusiste me de gentes cabecera:
El pueblo mas que nunca conocí
Aun me sirvió. A mi mandato así
Obedeció a oída de orejas:
Mintieron me las gentes extranjeras.
Los hombres mas extraños cayeron:
Y miedo grande en su casa huyeron.

  Viva el Señor, bendito el esforzado,
De mi salud el Dios sea ensalzado,
El Señor Dios que venganzas me da,
Y sujetado a mí los pueblos ha.
Mi librador de mis contrarios, digo:
Hiciste me de mi fuerte enemigo
Superior: también me libraste aun
Del hombre malo y perverso varón.

  O Señor Dios, en las gentes por tanto
Te adoraré, y a tu nombre muy santo
Yo cantaré. Que engrandece a jamás
De su gran Rey las saludes: y más
Que piadoso a David su ungido
Misericordia hace como elegido,
Y a su simiente y su generación
Para siempre ha dado su bendición.

Coeli enarrant gloriam Dei.

Salmo XIX.

Dios se ha dado a conocer a los hombres en diversas maneras: La primera en la creación de todo el mundo visible. La segunda por su Ley, y por la manifestación de su Santo Evangelio.

Al Vencedor: Salmo de David,

  Los cielos de alta voz
Cuentan del Señor Dios
La gloria sin parar:
De sus manos así
El firmamento en sí
Nos denuncia el obrar.
  Recordando está mas
Palabra por compás
Un día al otro día;
y la noche también
Declara a la otra el bien
De su sabiduría.

  De ellos palabra acá,
Ni voz oída está:
Mas en tierra salió
Su hilo, y se oyeron
Al cabo del mundo aun
Sus palabras: y dio
  Para el sol demás
En ellos a jamás
Tabernáculo claro.
Y como un novio él es
Que sale a cada vez
De tu tálamo raro:

  Se alegra en su sazón
Como fuerte varón,
Para presto correr
Su curso natural:
y su salida tal
Como se suele ver,
  Desde el un cabo está
De los cielos hasta
Que sus cabos rodea,
Y no hay con valor
Quien de su gran calor
Se esconda cual que sea.

  Del Altísimo Rey
Muy perfecta es la Ley,
Que el alma hace volver:
Su testimonio de él
Al pequeño es fiel,
Que lo hace entender.
  Sus mandamientos son
Rectos, que el corazón
Alegran con su sombra:
Puro está de el Señor
El precepto, es esplendor
Que los ojos alumbra.

          (. . . )

  Del Señor el temor
Limpio es, que con amor
Permanece a jamás:
Sus derechos, verdad,
Son con toda equidad.
Y deseables mas
  Que el oro puro son,
Y más que mucho oro aun
Afinado: y los tales
Al corazón sin hiel
Son mas dulces que miel,
Y licor de panales.

  Con ellos es también
Amonestado a bien
Tu siervo en toda paz:
En guardarlos está
Gran salario, y habrá.
Sus errores demás,
  Quien los entenderá,
¿Quien los conocerá,
Y nombrará de cierto?
Soberano Señor
Líbrame del error
Oculto y encubierto.


  Así mismo detén
De soberbias, y ten
Tu siervo sin maldad,
Que no domínenme,
Y enseñoréense
De mí con potestad:
  Entonces yo seré Perfecto,
Y estaré Limpio de gran pecado,
Y de gran rebelión:
Y yo con bendición
Tu siervo conservado.

  Sea en gracia mi voz!
Y voluntario ó Dios
De mi boca el hablar:
Y la meditación
Del mío corazón
En todo su pensar,
  A jamás sea así
Delante ó Dios de ti,
Mi Señor, Roca mía,
Mi Dios, mi Redentor,
Y mío Salvador,
Guiador de mi vída,

Exaudiat te Dominus.

Salmo XX.

Oración del pueblo por la salud y victoria de su Rey, según la conjectura de algunos, la ocasión de este Salmo fue la guerra que David tuvo con los Ammonitas, 2 Sam. 10, donde parece David haber compuesto este Salmo, con a cual su pueblo rogase él Dios por su victoria.

Al Vencedor: Salmo de David.

  En el día de pesadumbre
Oigate Dios en paz;
Ensálzate el alto nombre
Del Dios de Jacob. Mas
Te envíe ayuda prestamente
Desde su Santuario:
Y desde Sión te sustente
Y dé lo necesario.

  De tus presentes ofrecidos
Tenga memoria: así
Tus holocaustos reducidos
Que requiere de ti
En ceniza estén.
Dé ti mismo
Conforme a tu deseo
y cumpla todo el Altísimo
Tu consejo no feo.

  Con tu salud, ó Rey muy diestro,
Alegrar nos hemos,
Y en el gran Nombre del Dios nuestro
Pendón alzaremos:
Cumpla todas tus peticiones
El Señor Dios del cielo:
Dé a tus ruegos y oraciones
Favor, gracia y consuelo.

  Conocido he que su Ungido
Ha guardado el Señor:
Y de su santo cielo oído
Con tu diestra y valor.
Estos en carros y caballos
Esperaron su gloria;
Mas del Señor
Tendremos nos memoria.

  Estos fueron arrodillados
Y abajo cayeron:
Mas nosotros muy levantados
Somos en corazón.
Salva ó Dios, ó omnipotente,
Que el Rey nos oiga el día
Que de invocarlo justamente
Tendremos esta vía.











Estos son los Salmos metrificados por Juan LeQuesne, de 1606, pero utilizando el deletreo moderno del castellano. Si quiere ver estos mismos Salmos con el deletreo antiguo, favor de ir a http://iglesiareformada.com/LeQuesne_Antigua_1.html