REFLEXIONES EXISTENCIALES

por Rafael Correa Vargas

Dios es en sí y de por sí la plena esencia de la existencia; eterno e increado que pervive sin generaciones, que ha estado presente en cuanto a Ser, como único y superior; de hecho, no posee vida como los demás seres sino que la vida es, porque Dios vive eternamente. Éste divino Señor le ha placido crear al hombre un poco menor que los ángeles; crearlo a imagen de Él para que fuese representante del honor y gloria de su Hacedor en la tierra, con responsabilidad por encima de las bestias, con las facultades para que gobernara con la autoridad declarada de su Creador a toda criatura, en fin, un alto honor que jamás alguno haya tenido. Ahora bien, por qué lo hizo Dios así, porque Él lo determinó en su propio designio. Si bien este pensamiento es de un calado muy alto y a la vez único para el ser humano, no obstante, desde la caída en el Edén ese don se arruinó, y no por el diseñador de la existencia, sino por la voluntad de pecar por parte de la primera pareja y, en consecuencia, cada criatura (Rom. 5:12). Pudiera alguien preguntarse, ¿falló Dios? ¿acaso no sabía Dios que la corona de su creación iba a transgredir Su ley? pues, a decir verdad, todo ha sido conocido por Él, es más, por razón de su propia naturaleza no produce ni induce al pecado, pero sí, diseñó la creación humana con la capacidad de responder a Sus demandas divinas y, por lo tanto, si el pecado apareció no fue casual o fortuito; pues, ello muestra que los humanos fueron creados como agentes morales y responsables ante el Dios soberano. Y que voluntariamente escogieron el mal inducido por Satanás en el huerto prístino donde habitaban (Gén. 2,3). Se entiende entonces que en Dios no hay sombras de tinieblas, puesto que su naturaleza purísima no puede mezclarse con nada contrario a ella. A pesar de ello, el pecado terminó siendo instrumento servil en el plan redentivo y reprobativo de Dios; de donde se sigue, que Dios se reveló con sus atributos para darse a conocer tal como es. La Biblia resume su deidad con la suma de sus perfecciones divinas. Precisa advertir, no se entienda entonces, que el pecado ha sido necesario para Dios revelar Sus atributos; no, ya que Él en sí posee atributos eternos y nada puede añadir o quitar a su propia esencia. Estimado hombre o mujer que se acerca a estas palabras, Dios es, se ha revelado, ha entregado a Su propio Hijo en propiciación en la cruz para salvar a muchos pecadores; la salvación la ha provisto en el Amado y está salvando a los hombres por su misericordia, lo ha hecho, lo hace y lo hará hasta terminar con todos aquellos que ha escogido desde la eternidad. En el mismo sentido se advierte, que hay un llamado imperativo para todos, “por cuanto todos han pecado y están destituidos de la gloria de Dios” así que, cree en Jesucristo y serás salvo. No olvide, el creer nace del mismo Dios cuando es anunciada fielmente Su palabra, la cual no vuelve vacía sino que cumple el propósito para lo que fue enviada. En contraste, se observa que el modo de venir los pecadores a
Cristo hoy día dista mucho de lo que la Biblia dice; por ejemplo: se escucha que llaman a las personas a repetir una oración, a pactar con Dios, a someterse a ciertas prácticas para producir arrepentimiento, en fin, son los desaguisados que se le hacen al sacro evangelio. Vistos los hechos, no queda otra cosa si no escuchar a Dios por medio de las Escrituras y las Escrituras interpretadas por ellas mismas; cabe anotar, que hoy día se predica de Biblia y al mismo tiempo sin Ésta, puesto que se evidencia poca valorabilidad escritural en las enseñanzas y ello genera falsas doctrinas que son el menú de cada día. Y lo que más impresionante, muchos van tras estas y contribuyen al iglecrecimiento de los últimos tiempos.
Para terminar, la real existencia no es entonces sumar un número más de los creados; porque, qué tal que usted viva tantos o pocos años, pero engañado, sin saber el verdadero propósito de su vida, sin poder conocer a Dios como el bien más sublime y necesario para el hombre; es más, pasar como un irracional que nunca se percibió de sí mismo. Aclárese, para conocerse a sí mismo primero hay que conocer a Dios y, esto, es posible sólo cuando Dios se da a conocer, ya que el ser humano después de la caída en el Edén quedó desprovisto de todo bien espiritual (Gén. 6:5; Rom. 3: 10-18), de tal manera que por su propia voluntad jamás conocerá a Dios; pues, ama más las tinieblas que la luz lo cual se demuestra en el evangelio de Juan. (Juan 1:12,13; 3: 19). Estimado lector, usted y yo no somos ni siquiera un vacío en el espacio sin la bendición de Dios; tal vez el hombre ha querido mostrar ciertas glorias, no obstante, todo es vacuo y exiguo cuando no es el Rey de reyes quien da luz y guía a todo cuanto se hace. Que sea Él entonces quien provea gracia y misericordia para que Sus hijos adoptados puedan disfrutar de la existencia real, es decir, vivir para glorificar a Dios y gozar de Él para siempre. ¿Vive en Cristo o está muerto en sus delitos y pecados? ¿Sabe en qué consiste existir verdaderamente? Solo en Cristo se halla el deber ser de los mortales. Cree en Él y serás salvo de la ira de Dios.
Su servidor en Cristo, Rafael Correa Vargas. Bogotá. 2010
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