Joannes Leizarraga y su Nuevo testamento
de 1571


Joxemiel Bidador

Diario de Noticias, 2000-3-26





       Se cumplen en estos días cinco años desde que el entonces presidente de la Comunidad Foral de Navarra Juan Cruz Alli promoviera la compra en pública subasta, llegándose a los 33 millones, de la famosa biblia protestante de Leizarraga. En realidad no es una biblia lo que la Caja de Ahorros de Navarra adquirió en la prestigiosa casa de subastas Christie's de Londres, sino uno de los pocos ejemplares que persisten de la edición princeps de la mítica traducción al euskara del Nuevo Testamento que el pastor protestante Joannes Leizarraga realizara por encargo de la reina de Navarra Joana de Albret y que fue publicado en La Rochela en 1571. La sesión en la que la obra de Leizarraga fue subastada tuvo lugar el día 15 de marzo de 1995, y en ella pujaron fundamentalmente la CAN, a través de un postor no identificado pero perfectamente conocido por la casa subastadora, y la Fundación Sancho el Sabio de Vitoria apoyada directamente por la Caja Vital. Previamente a la celebración de la subasta, la directora técnica del Centro de Documentación Sancho el Sabio de Vitoria Carmen Gómez ya había hablado con las diferentes instituciones vascas y navarras que habían mostrado su interés por la adquisición de la traducción de Leizarraga, por lo que la presencia del Gobierno de Navarra en la subasta, institución que ya había expresado su negativa a pagar más de dos millones por la misma, no la consideraba más que a modo testimonial, y ciertamente, de haber sabido quién se encontraba detrás del postor desconocido, se hubiera retirado muchísimo antes de la puja. Puede que la traducción de Leizarraga sí valga el precio por el que fue comprada, pero no cabe duda de que el secretismo con que fue realizada toda la operación impidió que la joya bibliográfica hubiera resultado algo más apañada para las arcas navarras. El secreto, además, se mantuvo durante los días inmediatos a la compra. Alli informó al consejo de administración de la CAN con posterioridad a la subasta, y aunque éste aprobara su compra, la sesión en que lo hizo fue celebrada el 31 de marzo. Durante el más de medio mes en que la identidad del adquiriente permaneció oculta se dieron las más peregrinas conjeturas al respecto, e incluso el diario Egunkaria, con motivo de la versión francesa del día de los inocentes, publicó el primero de abril la inocentada de que el comprador de la obra de Leizarraga había sido el mismo presidente de Euskaltzaindia Jean Haritschelhar agraciado con un suculento premio de lotería. Una vez más la realidad superó la ficción. El libro llegó a Pamplona el 18 de abril siguiente, y fue presentado al público el 4 de mayo, hablándose de la posibilidad de realizar una edición facsímil del mismo para ser repartida entre los clientes de la CAN. A pesar de lo sugerente de la idea para algunos de los clientes de la institución, parece que hoy por hoy no queda duda alguna al respecto de las intenciones de la CAN, aunque en su favor cabe citarse lo arriesgado de someter este ejemplar a un buen escaneado, ya que para ello se debería proceder a soltar la encuadernación del mismo, con su consiguiente perjuicio. No obstante, existen ediciones modernas del testamento de Leizarraga, incluída una facsímil, que facilitarían en gran medida la nueva edición que se mencionó en su momento, lo que, sin lugar a dudas, nos alegraría especialmente a bastantes de los clientes de la entidad bancaria.


Leizarraga y su obra


       Muy pocas son las noticias que sobre la figura de Joannes Leizarraga nos han llegado. Sabemos que nació hacia 1506 en la casa del mismo nombre que sobre la colina de Larregain se alzaba hasta mediados de siglo en Briscous, localidad situada entre Bayona y Hasparren, y que en euskara es conocida como Beskoitze o Beraskoitze. Parece que Leizarraga fue primeramente cura católico, aunque no queda constancia alguna de cuales fueron los pueblos en los que ejerció como tal. Decidido a profesar en la fe protestante, debió de ser perseguido y encarcelado, aunque tampoco tenemos datos definitivos al respecto. Participó en el sínodo calvinista de 14 de marzo de 1563, y fue ordenado pastor en Pau el 15 de abril de 1567, siendo enviado a la localidad de Labastide-Clairence, donde permaneció hasta su muerte acaecida en 1601. Es en el citado sínodo de 1563 donde se le pide a Leizarraga que haga la traducción del Nuevo Testamento al euskara. Para ello se valió de la edición del Nuevo Testamento Griego con traducción latina que Erasmo de Rotterdam publicó en Basilea en 1516 y de la versión francesa de Pedro Roberto Olivetan. Su traducción fue revisada por cuatro pastores vascos, los suletinos Sanz Tartas, Piarres Landetcheverry, y Tardetz, y por Joannes Etcheverry, el llamado «petit basque», natural de la Rive de San Juan de Luz. La obra fue impresa en la imprenta de Pierre Hautin de La Rochela en septiembre de 1571. Como pasó con multitud de obras de carácter protestante, la traducción de Leizarraga no se salvó de las iras católicas de la noche de San Bartolomé, y así, Julien Vinson, en su Essai d'une bibliographie de la langue basque de 1891 citaba la existencia de tan sólo once ejemplares de la obra de Leizarraga conservados en bibliotecas públicas: Nacional de París, del Arsenal, municipal de Olorón, de la Universidad de Leyde, del British Museum, Bodleyana de Oxford, Nacional de Madrid, de la colección de Barberini en Roma, de Sttutgart, municipal de Hamburgo, y de la Sociedad Bíblica de Londres. El adquirido por la CAN es uno de los descritos por Vinson; perteneció primeramente a la Biblioteca Real francesa, luego fue propiedad del religioso inglés Roger Payne que lo llevó a América, llegando hasta Perú, tal y como reza la dedicatoria que aparece en la portada: «Al sr. Mosquera Arboleda, Lima, 10 Agto 1830, Pedro Abadía». Pedro Abadía fue un publicista peruano de cierto renombre, probablemente de origen vasco, mientras que Tomás Cipriano Mosquera y Arboleda (1798-1878) fue un político colombiano de gran renombre, secretario personal de Bolívar, y que llegó a ser presidente de la república en más de una ocasión. El siguiente propietario de este ejemplar fue el marqués Debote, de origen escocés; fue un descendiente de éste, el séptimo marqués Debote, quien por motivos económicos decidió llevar el libro a Christie's.


       A pesar del general conocimiento entre el euskaldun medio de la existencia de Leizarraga, la accesibilidad a su obra ha sido prácticamente nula, lo que las diferentes ediciones parciales y completas de la misma no han solucionado sino parcialmente este problema. En 1828 las sociedades protestantes inglesas se hicieron cargo de varias tiradas al labortano, tanto del testamento completo como de evangelios concretos, que aparecieron en Bayona. El mismo Vinson publicó con fines lingüísticos el evangelio de San Marcos en 1874, y siguiendo a Vinson aparecieron las ediciones del holandés Van Eys en 1877 y del inglés Dodgson en 1891-1896. La primera edición completa de todas las obras de Leizarraga, empero, fue la realizada por Hugo Schuchardt y Theodor Linschmann en septiembre de 1900 en Estrasburgo I. Leiçarragas Baskische Bücher von 1571. Es este un grueso volumen de cerca de 1500 páginas y precedido por una introducción de otras 120 páginas, «Sobre el modo de disponer la reimpresión en particular sobre las erratas y variantes en el texto de Leizarraga». La edición de Schuchardt, por desgracia, también se ha convertido en otra rareza bibliográfica, y es por ello que Euskaltzaindia hizo una nueva edición facsímil en 1990 de tan sólo 1000 ejemplares que prácticamente también está agotada. Existen otras ediciones de las obras de Leizarraga. El poeta Gabriel Aresti, bajo el título de Euskal protestantismoa zer zen, publicó en San Sebastián en 1970 las obras menores de Leizarraga, Kalendrera y Abc edo christinoen instructionea, que aparecieron junto al testamento en 1571 en La Rochela. Acompañó Aresti su labor de editor con la publicación de sendos estudios sobre el verbo y léxico de Leizarraga que aparecieron en la revista Fontes Linguae Vasconum en 1972-1973. Una edición del Nuevo Testamento facsímil de la de 1571 es la realizada en tres tomos por la editorial Lur de San Sebastián en 1979, dentro de la colección Hordago, la cual también está agotadísima. Desconocemos las intenciones ulteriores que con respecto a su flamante Leizarraga puede tener la nueva Caja Navarra, pero visto el historial bibliográfico originado en torno a Leizarraga, no cabe duda del éxito, incluso comercial, de una nueva edición de la misma. De lo que tampoco nos cabe ninguna duda es de que ni la Caja Navarra ni ninguna de las instituciones navarras volverá a pujar por un libro en euskara la friolera de 33 millones, por lo que la joya adquiere un morbose valor añadido que la hace aún más apetecible.



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